La activación psicológica juega un papel crucial en la motivación y la conducta, manifestándose en niveles electrocortical, fisiológico y motor. Este fenómeno, estudiado por John Lacey y Walter Bradford Cannon, es esencial para la preparación y respuesta eficiente del organismo ante demandas ambientales. La activación se caracteriza por la iniciación, persistencia e intensidad de la conducta, y está regulada por el Sistema Nervioso Autónomo, con sus ramas simpática y parasimpática.
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La actividad eléctrica en la corteza cerebral que se relaciona con la activación
Sistema Nervioso Autónomo (SNA)
El sistema que regula las funciones corporales involuntarias y se divide en dos ramas: simpática y parasimpática
Funciones del SNA
La rama simpática prepara el cuerpo para la acción, mientras que la parasimpática promueve la conservación de energía y la relajación
La conducta observable que implica la activación
La rama simpática facilita la movilización de energía para la acción, mientras que la parasimpática promueve la recuperación y conservación de energía
El polígrafo permite la observación de cambios fisiológicos en la actividad del SNA para investigar procesos motivacionales
La capacidad de la activación para desencadenar la conducta motivada
El mantenimiento de la conducta motivada a pesar de posibles obstáculos
El nivel de motivación que puede variar según la fuerza de la conducta y otros factores como el aprendizaje y la experiencia previa
La activación es esencial en el proceso motivacional ya que proporciona la energía necesaria para la acción
Los estudios sobre la activación han mejorado nuestra comprensión de cómo los estados internos del organismo impulsan la acción
El conocimiento de la activación y sus características es crucial en campos como el deporte, la educación y la gestión del estrés para mejorar el rendimiento y el bienestar