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La Península Ibérica ha sido testigo de una rica evolución humana y cultural, evidenciada por el Homo antecessor y el arte rupestre. La Revolución Neolítica trajo la agricultura y el megalitismo reflejó la cohesión social. La Edad de los Metales, los pueblos prerromanos y la Hispania romana marcaron avances tecnológicos y sociales, mientras que la penetración visigoda consolidó la transición hacia la Edad Media.
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Los primates ancestrales evolucionaron hacia la especie Homo sapiens, caracterizada por rasgos distintivos como el bipedismo y una mayor capacidad craneal
El hallazgo del Homo antecessor en el yacimiento de Atapuerca es uno de los primeros homínidos del género Homo en Europa y proporciona evidencia crucial sobre la evolución humana en la Península Ibérica
La evolución humana en la Península Ibérica ha sido un proceso clave en la historia de la región, marcado por el hallazgo de especies como el Homo antecessor y la adopción de rasgos distintivos como el bipedismo y una mayor capacidad craneal
La Revolución Neolítica fue un cambio radical en la historia de la humanidad, marcado por la transición de sociedades cazadoras-recolectoras a comunidades agrícolas sedentarias
En la Península Ibérica, la Revolución Neolítica permitió un aumento de la población y la formación de asentamientos estables, gracias a la domesticación de plantas y animales, el desarrollo de la cerámica y la mejora de las herramientas de piedra
La Revolución Neolítica sentó las bases para futuras sociedades complejas en la Península Ibérica, al permitir un aumento de la población y la formación de asentamientos estables
El arte paleolítico en la Península Ibérica, localizado principalmente en la región cantábrica, se caracteriza por su realismo y temática animalística
El arte levantino en la Península Ibérica, más estilizado y frecuentemente ubicado en abrigos al aire libre, representa escenas de la vida cotidiana
El arte rupestre prehistórico en la Península Ibérica es una expresión cultural de gran valor, que refleja la riqueza simbólica y social de las comunidades prehistóricas ibéricas
El megalitismo en la Península Ibérica se caracteriza por la construcción de monumentos con grandes bloques de piedra, como menhires, cromlechs y dólmenes
Los monumentos megalíticos en la Península Ibérica cumplían funciones funerarias o religiosas, y también eran expresiones de poder y marcadores territoriales de las comunidades que los erigieron
Los monumentos megalíticos en la Península Ibérica reflejan la organización y cohesión social de la época, ya que eran construidos por comunidades que trabajaban juntas para su edificación
La Edad de los Metales en la Península Ibérica se divide en tres fases: Calcolítico, Bronce y Hierro, cada una marcada por el uso predominante de un metal específico para la fabricación de herramientas y armas
El asentamiento de Los Millares en Almería es emblemático del Calcolítico en la Península Ibérica, destacando por su compleja estructura defensiva, una sociedad organizada y su temprana adopción de la metalurgia del cobre
El asentamiento de Los Millares en Almería indica un notable desarrollo tecnológico y social en la Península Ibérica durante el Calcolítico, gracias a su compleja estructura defensiva y su temprana adopción de la metalurgia del cobre
Antes de la llegada de los romanos, la Península Ibérica estaba habitada por diversos pueblos prerromanos, entre ellos celtas, íberos, celtíberos y tartésicos
La civilización tartésica en la Península Ibérica se destacó por su avanzada metalurgia, comercio y estructura social jerarquizada
La influencia de colonizadores fenicios y griegos en la Península Ibérica fue significativa, aportando innovaciones culturales y tecnológicas que se integraron con las tradiciones indígenas
La economía de la Hispania romana se caracterizó por su integración en el sistema monetario y comercial del Imperio, con una agricultura especializada en cultivos como el olivo, la vid y el trigo
La sociedad en la Hispania romana estaba estratificada en clases, desde esclavos hasta la élite senatorial
La romanización en la Península Ibérica fue un proceso de aculturación que implicó la adopción de la lengua latina, las prácticas religiosas, el derecho y la arquitectura romana por parte de los pueblos ibéricos
La organización administrativa de Hispania bajo el dominio romano evolucionó desde una división inicial en provincias hasta una estructura más compleja bajo el gobierno de Diocleciano
La organización administrativa de Hispania refleja la importancia estratégica y económica de la región para el Imperio Romano
Las provincias en Hispania eran gobernadas por magistrados romanos y se adaptaban a las necesidades de defensa y administración, reflejando la importancia estratégica y económica de la región para el Imperio