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El clima oceánico influye significativamente en la vegetación de la cornisa cantábrica y los Pirineos, con bosques caducifolios, matorrales y prados. Especies como el haya y el roble dominan estos bosques, adaptándose a la humedad y temperaturas moderadas. La vegetación es vital para la economía local, especialmente para la ganadería, pero enfrenta desafíos como la deforestación y especies invasoras que amenazan su biodiversidad y conservación.
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Las precipitaciones abundantes son una de las características principales del clima oceánico
Las temperaturas suaves a lo largo del año son otra característica importante del clima oceánico
La distribución de la vegetación está directamente influenciada por las características del clima oceánico
Los bosques caducifolios, como el haya y el roble, son la principal vegetación en el bioclima oceánico
Los matorrales, conocidos como "lalanda", son formaciones densas que aparecen en zonas deforestadas o en altitudes extremas
Los prados oceánicos, compuestos por una diversidad de hierbas, se benefician de la humedad constante
La vegetación del clima oceánico es importante para la economía, especialmente en la ganadería y la producción de madera
La vegetación arbustiva de la "lalanda" sirve como refugio para la fauna en el paisaje oceánico
La introducción de combustibles fósiles ha llevado a cambios en la gestión del suelo y a la degradación del paisaje natural
La actividad humana, como la deforestación y la introducción de especies invasoras, representa un desafío para la conservación del bosque caducifolio
La actividad humana y la introducción de especies invasoras pueden aumentar la vulnerabilidad del bosque caducifolio a los incendios forestales
El haya y el roble son especies emblemáticas del bosque caducifolio, altamente adaptadas al clima oceánico