Las actitudes, conformadas por componentes afectivos, cognitivos y conductuales, son esenciales para entender cómo interactuamos con nuestro entorno. Estas predisposiciones mentales, ya sean explícitas o implícitas, guían nuestras decisiones y comportamientos, reflejando valores e identidad. La ambivalencia actitudinal y la fuerza de las actitudes también juegan un papel crucial en la conducta humana, afectando la toma de decisiones y la resistencia al cambio.
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Las actitudes son juicios mentales que formulamos acerca de entidades como personas, grupos, ideas y objetos, y pueden ser favorables o desfavorables
Afectivo
Las actitudes se estructuran en torno a tres componentes: afectivo (emociones)
Cognitivo
Las actitudes se estructuran en torno a tres componentes: cognitivo (pensamientos)
Conductual
Las actitudes se estructuran en torno a tres componentes: conductual (acciones)
La formación de actitudes es un proceso complejo que desempeña roles adaptativos y expresivos, organizando nuestras experiencias y reflejando nuestros valores e identidad
Las actitudes explícitas son aquellas que somos capaces de reconocer y reportar conscientemente
Las actitudes implícitas son respuestas automáticas y no conscientes que se activan ante la presencia de un estímulo
El modelo unitario postula que las actitudes automáticas son las más genuinas y que las respuestas en autoinformes pueden estar sesgadas por factores externos
El modelo dual distingue entre actitudes explícitas e implícitas, sugiriendo que podemos albergar dos evaluaciones distintas hacia el mismo objeto
La ambivalencia actitudinal se presenta cuando un objeto es asociado simultáneamente con valoraciones positivas y negativas
La ambivalencia explícita ocurre cuando el individuo reconoce y acepta la coexistencia de estas valoraciones contradictorias, mientras que la ambivalencia implícita se da cuando una valoración es aceptada y la otra es reprimida o negada
Las actitudes pueden estar fundamentadas en elementos afectivos, como las emociones y sentimientos
Las actitudes pueden estar fundamentadas en componentes cognitivos, como las creencias y pensamientos sobre las propiedades de un objeto
La fuerza de una actitud se refiere a su persistencia a lo largo del tiempo y su capacidad para influir en la conducta
Para la medición de actitudes, se emplean instrumentos como las escalas de Likert y el diferencial semántico, que permiten cuantificar las evaluaciones actitudinales de manera sistemática y estructurada