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La Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, es una comunidad de fieles bautizados que persigue la santidad y refleja la unidad trinitaria de Dios. Los laicos y la jerarquía eclesiástica, incluyendo al Papa y obispos, colaboran en la misión divina. María, en su rol especial, es venerada y ejemplifica la obediencia y fe. La Iglesia también abraza una dimensión escatológica, anticipando el Reino celestial.
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La Iglesia se revela en la historia como el Cuerpo Místico de Cristo, con Jesús como su cabeza
El Pueblo de Dios
Los fieles bautizados, unidos en el Espíritu Santo, constituyen el Pueblo de Dios y participan en la misión divina
La Misión del Pueblo de Dios
El Pueblo de Dios está llamado a ser luz del mundo y llevar el mensaje de salvación a todas las naciones
La Iglesia es una realidad visible y espiritual que se manifiesta en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía
Todos los bautizados están llamados a la santidad, que se manifiesta en el amor y el servicio a los demás
Los fieles están llamados a vivir en comunión fraterna, compartiendo una vocación universal a la santidad
El Pueblo de Dios es heredero del pueblo elegido en el Antiguo Testamento y está destinado a llevar el mensaje de salvación a todas las naciones
La jerarquía eclesiástica, establecida por Cristo, está formada por el Papa, obispos, sacerdotes y diáconos
La jerarquía sirve para mantener la unidad de la fe y santificar a los fieles a través de los sacramentos y la enseñanza de la Palabra de Dios
La colaboración entre la jerarquía y los laicos es vital para la misión de la Iglesia y se anima a los fieles a participar activamente en la vida eclesial y en la transformación de la sociedad según los valores del Evangelio
María es venerada como modelo de obediencia y fe en la Iglesia
María ocupa un lugar especial en la Iglesia como madre de todos los creyentes
La Asunción de María al cielo y su intercesión son de gran importancia en la devoción de la Iglesia