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La evolución lingüística de la Península Ibérica es un viaje desde las lenguas prerromanas como el céltico, ibérico y vasco, hasta la romanización y la formación de lenguas romances. La influencia germánica y la resistencia del euskera a la latinización son aspectos clave en la diversidad idiomática que culminó en idiomas como el castellano, catalán y portugués.
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El céltico era hablado por las tribus celtas en el norte y oeste de la Península Ibérica
El ibérico era la lengua predominante en el este y sureste de la Península Ibérica
El tartesio o turdetano era hablado en el suroeste de la Península Ibérica
Los fenicios introdujeron su idioma y alfabeto en el sur de la Península Ibérica
Los griegos introdujeron su idioma y alfabeto en el este de la Península Ibérica
El euskera, de origen desconocido, persiste hasta hoy en la Península Ibérica
La presencia del ligur en la Península Ibérica es discutida
La adopción generalizada del latín vulgar como lengua vehicular comenzó con la conquista romana en el 218 a.C
El latín vulgar se diferenciaba del latín clásico por su mayor simplicidad y variabilidad
A pesar de la romanización, el euskera se mantuvo como una lengua aislada y no romance
La literatura latina produjo obras de autores como Virgilio, Cicerón y Ovidio
Tras la caída del Imperio Romano, el latín continuó siendo la lengua de la Iglesia Católica
El castellano, o español, se originó a partir del latín vulgar que se hablaba en la Península Ibérica
La evolución del latín vulgar en la península fue influenciada por la diversidad geográfica y la interacción con otras lenguas
La evolución del latín vulgar en la península dio lugar a dialectos regionales que eventualmente se consolidarían en distintas lenguas romances, incluido el español
Las invasiones germánicas del siglo V aceleraron la fragmentación del latín vulgar en la Península Ibérica
Los visigodos aportaron elementos germánicos al léxico y la fonética del latín peninsular
La transformación del latín vulgar en las lenguas romances peninsulares fue un proceso gradual marcado por la interacción entre tradiciones lingüísticas romanas, germánicas y autóctonas
Con el tiempo, los dialectos regionales se consolidaron en distintas lenguas romances, incluido el español