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La Rotura Prematura de Membranas (RPM) es una complicación obstétrica que puede ocurrir antes del trabajo de parto, afectando al 2% de los embarazos. Factores de riesgo incluyen infecciones y deficiencias nutricionales. El diagnóstico se basa en síntomas y pruebas como el pH vaginal. El tratamiento implica antibióticos y corticoides para la maduración pulmonar fetal, con una conducta obstétrica que varía según la edad gestacional.
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La RPM es una condición obstétrica en la que las membranas corioamnióticas se rompen antes del inicio del trabajo de parto
La RPM ocurre en aproximadamente el 2% de todos los embarazos
La RPM aumenta el riesgo de infección y complicaciones tanto para la madre como para el feto
La RPM puede ser causada por infecciones intraamnióticas, deficiencias nutricionales y factores mecánicos, entre otros
RPM prematura
La RPM se considera prematura cuando ocurre antes de las 37 semanas de gestación
RPM a término
La RPM se considera a término cuando ocurre después de las 37 semanas de gestación
RPM alta o baja
La clasificación adicional de RPM alta o baja se refiere a la posición de la ruptura en relación con el feto
El diagnóstico de la RPM se realiza mediante la historia clínica y el examen físico, prestando atención a la salida de líquido a través del canal cervical
Medición del pH vaginal
La medición del pH vaginal puede confirmar la presencia de líquido amniótico
Test de cristalización en hojas de helecho
Este test puede ayudar a confirmar la presencia de líquido amniótico
Pruebas bioquímicas
Pruebas como el PROM test y el test de fluoresceína pueden ser útiles en casos dudosos
La ecografía puede ayudar a evaluar la cantidad de líquido amniótico y detectar una disminución compatible con la RPM
Una vez diagnosticada la RPM, se debe evaluar la viabilidad fetal y la posibilidad de infección intraamniótica
En caso de un feto viable, se recomienda la hospitalización y el monitoreo estrecho de signos vitales, bienestar fetal y actividad uterina
Se pueden realizar análisis de sangre y amniocentesis para detectar signos de infección y evaluar la madurez pulmonar fetal
En caso de complicaciones como corioamnionitis, desprendimiento de placenta o sufrimiento fetal, puede ser necesario finalizar la gestación
El tratamiento de la RPM se enfoca en prevenir infecciones
Se pueden administrar antibióticos y corticoides para preparar al feto para un posible parto prematuro
La duración del tratamiento antibiótico puede extenderse en caso de cultivos positivos para patógenos como el Estreptococo del grupo B (EGB)
En embarazos de menos de 26 semanas, se debe considerar la viabilidad fetal y los riesgos asociados con la prematuridad extrema
En este periodo, se recomienda una conducta expectante con maduración pulmonar fetal y profilaxis antibiótica
En embarazos de más de 34 semanas, se continúa con la vigilancia y se induce el parto si hay evidencia de infección o compromiso fetal
En este caso, la inducción del parto se considera en función de la madurez cervical y la presencia de factores de riesgo como la colonización por EGB