La ética profesional del abogado es crucial para la confianza en el sistema de justicia. Principios como la probidad y la buena fe son esenciales para un ejercicio íntegro y responsable. Las tácticas dilatorias, el cohecho y las influencias indebidas son prácticas rechazadas y penalizadas por la ley. Los abogados deben promover la transparencia y la imparcialidad judicial, y tienen la libertad de elegir casos alineados con sus principios éticos.
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Los abogados deben ejercer su profesión con honestidad y responsabilidad
Importancia de la rectitud moral en la abogacía
La rectitud moral es tan importante como el conocimiento del derecho para garantizar un ejercicio íntegro y responsable
Sanciones por falta de rectitud moral
La legislación penal sanciona a los abogados que aleguen falsedades o utilicen leyes derogadas
La conducta de un abogado debe estar guiada por la honestidad, firmeza, prudencia, ilustración y pericia para mantener la dignidad de la profesión y la justicia en la sociedad
El Código de Ética de la abogacía condena el uso de tácticas dilatorias que retrasan el proceso legal sin aportar beneficios sustanciales al caso
Estas prácticas son penalizadas por la ley ya que entorpecen el desarrollo normal de los procedimientos judiciales
En circunstancias excepcionales, ciertas tácticas dilatorias pueden ser éticamente justificables, como ganar tiempo para la llegada de un testigo clave
El cohecho, que implica la corrupción de funcionarios públicos por parte de abogados, es un delito grave que atenta contra la ética y el honor profesional
El Código Penal impone penas como prisión, multas y destitución del cargo para aquellos que cometan cohecho
Los abogados tienen la responsabilidad de no ofrecer sobornos y denunciar cualquier acto de corrupción que presencien
Los abogados deben mantener la imparcialidad del juzgador y evitar ejercer cualquier tipo de influencia indebida en las decisiones judiciales
El Código Penal prohíbe el tráfico de influencias y sanciona a aquellos que busquen obtener resoluciones judiciales ilícitas o actuar en beneficio propio o de terceros
Los abogados tienen el derecho de aceptar o rechazar casos que contradigan sus convicciones personales o cuando exista un desacuerdo fundamental con el cliente sobre la estrategia del caso