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La autoestima, esencial para la salud mental, se forma desde la infancia y evoluciona a lo largo de la vida. Un entorno positivo fomenta una autoestima saludable, mientras que la crítica constante puede dañarla. En la adultez, una autoestima equilibrada permite manejar críticas y perseguir metas, mientras que una baja puede llevar a problemas como trastornos de la imagen corporal y diálogo interno negativo. Fortalecer la autoestima es posible a través de la autoaceptación, el diálogo positivo y relaciones saludables.
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La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma, basada en su autoevaluación de sus habilidades, apariencia y valía personal
La autoestima es un aspecto fundamental de la salud mental, ya que puede afectar la forma en que una persona se percibe a sí misma y su bienestar emocional
Una autoestima equilibrada se caracteriza por una visión realista y positiva de uno mismo, mientras que una autoestima baja puede resultar en una percepción distorsionada y negativa de las propias capacidades y atributos
La autoestima se forma y evoluciona desde la infancia, influenciada por las interacciones con padres, educadores y pares
Un entorno que proporciona amor, apoyo y reconocimiento puede contribuir al desarrollo de una autoestima positiva
La autoestima no es estática y puede cambiar a lo largo de la vida a medida que las personas enfrentan nuevas experiencias y desafíos que afectan su percepción de sí mismas
En la infancia, la autoestima se manifiesta en la capacidad de jugar y expresarse sin inhibiciones
A medida que los niños crecen, factores como la aceptación social y el rendimiento académico comienzan a influir en su autoestima
En la adultez, una autoestima saludable se refleja en la capacidad de manejar críticas constructivas, mantener relaciones interpersonales satisfactorias y perseguir objetivos personales
Una autoestima baja puede manifestarse en comportamientos como la evitación social, la preocupación excesiva por la opinión de los demás y la reticencia a participar en actividades nuevas
La autoestima baja puede contribuir a trastornos de la imagen corporal, como la anorexia y la bulimia, que se caracterizan por una preocupación extrema por el peso y la forma del cuerpo
La autoestima baja está asociada con un diálogo interno negativo, que puede perpetuar un ciclo de pensamientos autocríticos y afectar negativamente la salud mental y el bienestar emocional