Orígenes de la Constitución Política de México de 1917

Orígenes de la Constitución Política de México de 1917

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 es el fruto de un complejo proceso de transformaciones ideológicas y jurídicas surgidas en el contexto de la Revolución Mexicana. Encabezado por Venustiano Carranza, el movimiento constitucionalista buscó actualizar la Constitución de 1857 para incorporar las demandas sociales, políticas y económicas emanadas de la lucha revolucionaria. El Congreso Constituyente, convocado con este propósito, sesionó en Querétaro de diciembre de 1916 a enero de 1917. A pesar de la notable ausencia de delegados directos del villismo y zapatismo, sus postulados ejercieron una influencia significativa en el debate constituyente. El congreso se caracterizó por la tensión entre los grupos "jacobinos", liderados por Álvaro Obregón, y los liberales moderados, cercanos a Carranza, lo que desencadenó debates profundos y resultó en la creación de una constitución con un perfil más progresista que el proyecto inicial de Carranza.

Innovaciones socioeconómicas en la Constitución de 1917

La Constitución de 1917 marcó un parteaguas respecto a su predecesora de 1857, introduciendo reformas trascendentales que justificaron su reconocimiento como un documento constitucional de nueva generación. El artículo 27, en particular, fue pionero al proclamar que la propiedad de las tierras y los recursos del subsuelo pertenecen a la nación, sentando las bases para una futura reforma agraria y la regulación de la propiedad privada y comunal. Este artículo también restringió la capacidad de extranjeros y entidades eclesiásticas para adquirir tierras y propuso medidas para prevenir la concentración de la propiedad y la explotación insostenible de recursos naturales. Asimismo, el artículo 123 abordó la justicia laboral, consagrando derechos de los trabajadores como la jornada laboral máxima, el salario mínimo, protección especial para mujeres y menores, y el derecho a la huelga, delineando un marco para las relaciones laborales supervisadas por el Estado.

Estructura política y división de poderes en la Constitución de 1917

La estructura política de México fue objeto de intenso debate durante el Congreso Constituyente, que evaluó la adopción de un sistema parlamentario frente al presidencialista. La elección final se inclinó hacia el presidencialismo, con el argumento de que México necesitaba un Ejecutivo robusto para asegurar la estabilidad y unidad del país, en contraposición a naciones con tradiciones democráticas más arraigadas donde el parlamentarismo había probado ser eficaz. La Constitución de 1917 delineó en sus artículos del 80 al 93 los requisitos, prerrogativas, facultades y responsabilidades del Presidente de la República, quien sería elegido cada cuatro años mediante sufragio directo, afianzando el sistema presidencialista en México.

Participación y legado de la mujer en la Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana fue un catalizador de cambios sociales, con una participación destacada de las mujeres en diversos roles. Su presencia en la esfera pública, que había comenzado a finales del siglo XIX, se intensificó durante el conflicto, con mujeres involucrándose como combatientes, trabajadoras, periodistas y educadoras. Este cambio en el papel de la mujer, influenciado por movimientos feministas a nivel mundial, se manifestó en la creación de organizaciones femeninas que lucharon por la igualdad de derechos y la inclusión política. Aunque muchas de estas mujeres no han sido reconocidas históricamente, su contribución fue esencial para el avance de la sociedad mexicana.

Conclusión: La Constitución de 1917 como emblema de transformación

La promulgación de la Constitución de 1917 simboliza la transición de México de un periodo de conflicto armado a una era de reconstrucción y reforma. Este documento legal no solo encapsuló las aspiraciones de justicia social y renovación política de la Revolución Mexicana, sino que también estableció las bases para la modernización del país y la integración de sectores previamente marginados. La Constitución se erigió como un marco jurídico que, a través de sus disposiciones innovadoras, buscó equilibrar las dinámicas sociales y económicas y configurar un sistema político que respondiera a las exigencias de un México posrevolucionario.