La atmósfera terrestre, compuesta principalmente por nitrógeno y oxígeno, es esencial para la vida, regulando la temperatura y protegiendo de la radiación solar. Sus capas, la troposfera, estratosfera, mesosfera y termosfera, cumplen funciones vitales desde albergar la capa de ozono hasta desintegrar meteoroides. La actividad humana, sin embargo, ha alterado su equilibrio, contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático, lo que representa un desafío para la sostenibilidad del planeta.
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La atmósfera terrestre está compuesta principalmente por nitrógeno, oxígeno, argón, dióxido de carbono y trazas de otros gases
Venus y Marte
Venus y Marte tienen atmósferas dominadas por dióxido de carbono
Júpiter y Saturno
Los gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno están compuestos principalmente por hidrógeno y helio
La atmósfera terrestre está estratificada en capas que se diferencian por sus características de temperatura y presión
La troposfera es la capa más cercana a la superficie terrestre y es donde ocurren la mayoría de los procesos climáticos
La estratosfera alberga la capa de ozono, esencial para filtrar la radiación ultravioleta
La mesosfera es la capa donde se desintegran la mayoría de los meteoroides y contribuye a la dinámica atmosférica
La termosfera es donde ocurren las auroras y es importante para las operaciones satelitales y la propagación de ondas de radio
La atmósfera se divide en la homosfera y la heterosfera basándose en la uniformidad de la composición de los gases
La ionosfera es esencial para la reflexión de ondas de radio y la comunicación a larga distancia
La actividad humana ha alterado significativamente la composición de la atmósfera desde la revolución industrial
Estos cambios han contribuido al calentamiento global y al cambio climático, poniendo en riesgo la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas