El desarrollo infantil durante la segunda y tercera infancia es crucial para la formación psicomotora, emocional, social y cognitiva. Niños de 2 a 5 años mejoran habilidades motoras y cognitivas, mientras que de 6 a 11 años, consolidan operaciones mentales y autoconcepto. Estas etapas son fundamentales para el desarrollo integral del niño y su adaptación al entorno.
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Durante la etapa preescolar, los niños experimentan un crecimiento psicomotor notable, consolidando su lateralidad y adquiriendo habilidades fundamentales
Durante la segunda infancia, los niños desarrollan competencias clave para la interacción y adaptación a su entorno
Durante esta etapa, el cerebro alcanza aproximadamente el 90% de su tamaño adulto y se observa un avance significativo en las habilidades motoras y en la concentración de dopamina en los lóbulos frontales
Según la teoría de Erik Erikson, los niños en la primera infancia buscan consolidar su autonomía y enfrentan el dilema entre la independencia y la duda
Durante esta etapa, los niños experimentan una gama de emociones y comienzan a emplear mecanismos de defensa
Los niños en la primera infancia desarrollan habilidades sociales básicas que les permiten interactuar efectivamente con otros y aprender a compartir, tomar turnos y resolver conflictos
Durante la primera infancia, los niños adquieren habilidades motoras gruesas y finas, como controlar esfínteres, patear una pelota, subir y bajar escaleras, entre otras
A medida que se acercan a los 3 años, los niños mejoran en habilidades como subir escaleras alternando los pies, realizar trazos más precisos y sostener un lápiz correctamente, lo que sienta las bases para la escritura
El desarrollo psicomotor en la primera infancia es un indicador clave del progreso general de un niño y está estrechamente relacionado con su desarrollo cognitivo
Durante la etapa preoperatoria, los niños comienzan a comprender la relación causa-efecto, la capacidad de clasificar objetos y la comprensión de conceptos numéricos básicos
Durante esta etapa, el juego simbólico se convierte en una actividad prominente, permitiendo a los niños combinar la realidad con la imaginación
Aunque los niños en esta fase comienzan a comprender conceptos más complejos, aún presentan limitaciones cognitivas como la centración, la irreversibilidad y la dificultad para comprender la noción de conservación