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La osificación endocondral es clave en la formación del esqueleto, reemplazando cartílago por hueso. Células como osteoblastos y osteoclastos son cruciales en la formación y remodelación ósea. El crecimiento óseo, desde la vida fetal hasta la madurez, y la vascularización e inervación son fundamentales para la salud ósea. El tobillo y el pie, con su compleja anatomía, ilustran la importancia de estos procesos en el desarrollo humano.
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Las células mesenquimales se multiplican para formar condrocitos, que son esenciales en el proceso de osificación endocondral
Zonas de la placa epifisaria
La placa epifisaria se divide en seis zonas sucesivas, cada una con una función específica en la formación del cartílago
A medida que los condrocitos mueren, son reemplazados por vasos sanguíneos y células óseas, que depositan matriz ósea sobre los restos del cartílago calcificado para formar el hueso nuevo
Las células madre mesenquimatosas se diferencian en osteoblastos, que son responsables de la síntesis de la matriz extracelular ósea
Las células multinucleadas derivadas de células mononucleares fagocíticas son esenciales en el proceso de reabsorción ósea
Formación de la matriz ósea orgánica
Los osteoblastos sintetizan la matriz ósea, compuesta por fibras de colágeno y sustancias fundamentales, que proporcionan resistencia y flexibilidad al hueso
Mineralización de la matriz ósea
La deposición de cristales de hidroxiapatita en la matriz ósea orgánica resulta en la formación de hueso mineralizado
El crecimiento óseo comienza durante la vida fetal y continúa hasta la madurez
Durante la infancia y la adolescencia, la formación de hueso nuevo predomina sobre la reabsorción ósea, pero este equilibrio puede cambiar con la edad
El pie sigue un patrón de crecimiento próximo-distal, con la formación de la paleta del pie y la diferenciación de los dedos durante las primeras semanas de gestación
Las arterias periósticas y la arteria nutricia son esenciales para la nutrición y viabilidad del tejido óseo
Estos conductos permiten la penetración y distribución de los vasos sanguíneos dentro del hueso
El periostio es altamente sensible al dolor, mientras que los nervios vasomotores juegan un papel importante en la regulación del flujo sanguíneo dentro del hueso