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La Revolución Francesa marcó el comienzo de la Edad Contemporánea, desmantelando la estructura feudal y estableciendo una república basada en la igualdad. Este evento histórico no solo transformó la política y la sociedad francesa, sino que también inspiró cambios educativos, culturales y administrativos. Su legado se extiende a la actualidad, influenciando movimientos democráticos y derechos humanos en todo el mundo.
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La crisis financiera y la carga impositiva sobre las clases populares generaron un descontento que culminó en la reunión de los Estados Generales en 1788
La convocatoria de los Estados Generales en 1789 fue el inicio oficial de la Revolución Francesa
El Tercer Estado exigió una Asamblea Nacional con voto por cabeza, desafiando el antiguo sistema de votación por estamentos
La Revolución desmanteló la estructura feudal y estableció una república en la que los ciudadanos podían participar en la vida política
Se democratizó la propiedad y el poder político, permitiendo que cualquier ciudadano económicamente independiente pudiera votar y ser elegido para cargos públicos
Se introdujeron cambios en la estructura del Estado y en la vida cotidiana, como la reforma del sistema tributario y la separación entre la Iglesia y el Estado
La Revolución estableció la educación obligatoria y gratuita para todos los ciudadanos y promovió los valores republicanos en la formación de las nuevas generaciones
Se abrieron museos públicos y se impuso el Neoclasicismo como estilo artístico dominante, reflejando los ideales de la República y la admiración por la antigüedad clásica
La Revolución Francesa sentó las bases de la educación y cultura moderna, con la creación de instituciones como la École Normale Supérieure y la Universidad de Francia
La Revolución Francesa inspiró movimientos de independencia y reformas democráticas en otros países, difundiendo sus principios de libertad, igualdad y fraternidad
El gobierno de Napoleón Bonaparte, aunque fue un golpe de Estado, continuó difundiendo los ideales revolucionarios por Europa y América Latina
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 se convirtió en un precedente para la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, demostrando el impacto duradero de la Revolución en la lucha global por la igualdad y los derechos humanos