Encuentro con Juan el Bautista y comienzo de su ministerio
El encuentro con Juan el Bautista, un asceta que predicaba la penitencia en el desierto del Jordán, marcó un punto de inflexión en la vida de Jesús. Tras ser bautizado por Juan, Jesús experimentó una transformación espiritual que lo impulsó a dejar Nazaret y, después de un tiempo con el Bautista, comenzar su propia misión. Aunque inicialmente pudo haber adoptado la práctica del bautismo, Jesús pronto desarrolló un enfoque único en su predicación y acciones.Separación familiar y formación de una nueva comunidad
La misión pública de Jesús no fue inicialmente apoyada por su familia, quienes incluso pudieron haber cuestionado su salud mental y temían que deshonrara al grupo familiar. Sin embargo, Jesús formó un nuevo círculo de seguidores, creando una comunidad alternativa. A pesar de la tensión inicial, algunos miembros de su familia, como Santiago, su hermano, más tarde se unieron y desempeñaron roles significativos en el movimiento cristiano primitivo.Ministerio itinerante y enseñanzas de Jesús
Jesús inició un ministerio itinerante alrededor de los años 27 y 28 d.C., recorriendo principalmente las áreas rurales de Galilea y evitando las grandes ciudades. Su ministerio, que duró aproximadamente tres años, se centró en la curación de enfermos y la enseñanza del reino de Dios, un mensaje que, aunque arraigado en la tradición judía, presentaba una visión renovadora de un Dios compasivo y misericordioso, utilizando parábolas y un lenguaje simbólico para comunicar sus enseñanzas.Milagros como manifestaciones del reino de Dios
Jesús fue conocido como un sanador y exorcista, y sus milagros eran interpretados como señales de la inminente llegada del reino de Dios. Estos actos de curación y liberación de espíritus malignos eran especialmente significativos para los marginados y afligidos. Jesús, sin embargo, rechazaba las demandas de prodigios espectaculares que le exigían algunos escépticos, enfocándose en signos que tenían un propósito más profundo y espiritual.Desafío a las normas sociales y acogida inclusiva
Jesús desafiaba las normas sociales y religiosas de su tiempo, no adhiriéndose estrictamente a las leyes de pureza ritual y asociándose con personas consideradas impuras o pecadoras. Su actitud inclusiva hacia los niños, las mujeres y los marginados, como se evidencia en su relación con María Magdalena, era una expresión tangible de que el reino de Dios estaba abierto a todos, sin distinción.Discípulos y seguidores de Jesús
Jesús atrajo a un grupo diverso de seguidores, incluyendo mujeres y hombres, que lo acompañaban en su ministerio itinerante. Aunque no tenía la intención de establecer una institución separada del judaísmo, formó un círculo íntimo de Doce discípulos, que representaban simbólicamente las doce tribus de Israel y su visión de restauración para el pueblo judío.Oposición y controversia en torno a Jesús
La creciente influencia de Jesús y su popularidad entre las masas lo convirtieron en una figura controvertida, atrayendo la atención y el escrutinio de las autoridades religiosas y políticas. Aunque muchos lo seguían por su mensaje y milagros, otros, incluyendo a algunos fariseos y miembros del Sanedrín, lo veían con sospecha y buscaban maneras de desacreditarlo y silenciarlo.Crucifixión y legado de Jesús
Jesús fue condenado a la crucifixión en Jerusalén, un castigo ejecutado por las autoridades romanas bajo la administración de Poncio Pilato, probablemente debido a un conflicto con la aristocracia sacerdotal y a acusaciones de sedición. Antes de su muerte, compartió una última cena con sus discípulos, en la que anticipó simbólicamente su sacrificio. Su ejecución fue seguida por la proclamación de su resurrección por parte de sus seguidores, un evento que se convirtió en el pilar central de la fe cristiana y que impulsó la difusión del cristianismo en el mundo antiguo.