La noción ontológica de la persona

La definición ontológica de persona, según Boecio, es una sustancia individual de naturaleza racional. Esta visión sostiene que la persona es una entidad autónoma con identidad constante, incluso ante cambios accidentales. La racionalidad se destaca como atributo distintivo, diferenciando a las personas de otros seres. Tomás de Aquino amplía esta noción, incluyendo todas las facultades intelectuales, superando el dualismo cartesiano y enfatizando la unidad compleja de alma y cuerpo en la persona.

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La Definición Ontológica de Persona en la Filosofía de Boecio

La noción ontológica de la persona se asienta en la influencia perdurable de Boecio, quien la definió como "naturae rationalis individua substantia", es decir, una "sustancia individual de naturaleza racional". Esta conceptualización sostiene que la persona es una entidad que posee existencia autónoma y conserva su identidad a lo largo del tiempo, incluso frente a cambios accidentales. La sustancia, en este marco filosófico, es la esencia que persiste constante, mientras que los accidentes son variaciones que no modifican la esencia fundamental de la sustancia. Así, la persona es entendida como una entidad completa y única, que no se reduce meramente a la suma de sus partes o atributos.

Escultura de mármol clásico que representa a un filósofo antiguo, posiblemente Boethius, con mano en el mentón y otra en un libro cerrado, destacando detalles finos y juego de luces y sombras.

Individualidad y Sustancia en la Comprensión de la Persona

En la filosofía de Boecio, la sustancia se refiere a aquello que existe por sí mismo y no meramente como un atributo de otra entidad. La sustancia de la persona es individual, lo que subraya su unicidad e indivisibilidad. Al utilizar el término "sustancia individual", Boecio aclara que se refiere a un ser que existe independientemente. Esta individualidad es fundamental para reconocer a una persona como la misma a través del tiempo y a pesar de los cambios que pueda experimentar, ya sean externos o internos.

La Racionalidad como Característica Distintiva de la Persona

La racionalidad es el atributo que distingue a la persona de otros seres vivos. Esta se manifiesta en la capacidad de comprender y procesar la realidad de manera cognitiva, así como en la autoconciencia, que permite a la persona reflexionar sobre sí misma y su relación con el entorno. La racionalidad va más allá de la mera autoconservación y es un aspecto esencial de la naturaleza humana que puede manifestarse en distintos grados y que está presente incluso en aquellos que, temporalmente, no pueden ejercitarla de manera activa.

La Amplitud de la Razón y su Vinculación con la Persona

Tomás de Aquino amplió la comprensión de la razón, diferenciando entre la razón en sentido estricto, que se refiere a la capacidad de pensar y comunicarse, y la razón en sentido amplio, que incluye todas las facultades intelectuales. Esta distinción es esencial para comprender que incluso aquellos seres humanos que no pueden ejercer la razón en sentido estricto, como los no nacidos o aquellos en estado de inconsciencia, siguen siendo personas debido a la estructura inherente de sus potencias intelectivas.

Superando el Dualismo Cartesiano en la Comprensión de la Persona

Las perspectivas dualistas, como la propuesta por Descartes, que separan el cuerpo y el alma como dos sustancias distintas, no reflejan adecuadamente la realidad ontológica del ser humano, que es un ser espiritual encarnado. La persona no se define solamente por la autoconciencia, sino que es un sujeto que realiza actos conscientes. La autoconciencia es un acto de la persona, pero no define la totalidad de su ser. Por lo tanto, la persona es una unidad subsistente que comprende una dualidad de alma y cuerpo, y no debe ser reducida a la suma de sus funciones o actos.

Integración de Unidad y Dualidad en la Persona

La persona humana es una entidad coherente y única que se caracteriza por una dualidad intrínseca de alma y cuerpo. Esta dualidad no conduce a un dualismo que separe estas dos dimensiones, sino que las integra en una unidad ontológica compleja. La persona es alguien que es uno consigo mismo, y su identidad se mantiene a través de la actividad sensible, intelectual y volitiva. La definición de persona como "subsistens in natura intellectiva" captura esta unidad compleja y dinámica, que es esencial para una comprensión profunda del ser humano.

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