La migración de las aves es un fenómeno fascinante que implica la navegación y orientación a través de largas distancias. Utilizando el sol, las estrellas y el campo magnético terrestre, las aves migratorias realizan viajes estacionales increíbles. La magnetorrecepción, con los criptocromos en sus ojos reaccionando a la luz azul, es clave en su capacidad para orientarse. Este conocimiento es vital para la conservación de especies y puede inspirar avances tecnológicos.
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Las aves migratorias realizan viajes estacionales de miles de kilómetros
Agujas colipintas
Las agujas colipintas viajan desde Alaska hasta Nueva Zelanda, recorriendo más de 11.000 kilómetros sin escalas
Durante siglos, los desplazamientos de las aves migratorias han sido un misterio para los seres humanos
Gracias al anillamiento y al seguimiento por satélite, se ha podido confirmar y estudiar con precisión las rutas migratorias y los patrones de comportamiento de las aves migratorias
Las aves migratorias cuentan con un reloj biológico y utilizan al menos tres sistemas de navegación para orientarse durante sus migraciones
Con cada migración, las aves migratorias van desarrollando un mapa mental más detallado que les permite regresar con precisión a sus lugares de cría
Las aves migratorias son capaces de percibir la intensidad y la inclinación del campo magnético terrestre, lo que les permite orientarse de manera fiable durante sus migraciones
La teoría de los pares radicales propone que la brújula magnética de las aves se basa en reacciones químicas sensibles a los campos magnéticos
Los criptocromos, proteínas que se encuentran en los ojos de las aves migratorias, son los principales candidatos para actuar como sensores de la brújula magnética