La Península Ibérica, con su posición única, experimenta una diversidad climática con variaciones estacionales significativas. Las temperaturas varían de norte a sur y de costa a montaña, influenciadas por factores como la latitud, la altitud y la proximidad al mar. Las estaciones traen cambios en la presión atmosférica y las precipitaciones, con veranos secos y calurosos e inviernos fríos y, a veces, nevados. Las isotermas revelan patrones de temperatura media distintos en cada región, desde las altas temperaturas del valle del Guadalquivir hasta las más bajas de las submesetas y zonas montañosas.
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La corriente en chorro polar se desplaza hacia latitudes más altas en verano en la Península Ibérica
Altas presiones y temperaturas elevadas
El anticiclón de las Azores en verano trae consigo altas presiones y temperaturas elevadas en la Península Ibérica
Disminución de las precipitaciones
En verano, el anticiclón de las Azores en la Península Ibérica resulta en una disminución de las precipitaciones
En verano, los frentes atlánticos pueden afectar al norte peninsular, como Galicia y el Cantábrico, con lluvias
En otoño, el anticiclón se desplaza hacia el sur en la Península Ibérica
En otoño, las borrascas atlánticas se hacen más frecuentes en la Península Ibérica
En otoño, la presencia y fuerza del anticiclón puede resultar en un otoño lluvioso o seco en la Península Ibérica
En invierno, en la Península Ibérica se alternan borrascas y situaciones anticiclónicas
En invierno, en la Península Ibérica pueden presentarse frío, heladas y nevadas debido a la interacción entre masas de aire frío y humedad
La primavera en la Península Ibérica es una estación de transición con variabilidad climática
En primavera, en la Península Ibérica se pueden experimentar días soleados y cálidos, así como periodos más fríos y lluviosos debido a la lucha entre masas de aire frío y cálido