La música barroca se caracteriza por la monodia y el recitativo, buscando una expresión natural y una íntima relación con el texto. El bajo continuo, elemento esencial de esta época, proporcionaba la estructura armónica, mientras que el estilo concertado y la doctrina de los afectos enriquecían la expresividad. La transición a la tonalidad mayor-menor y el uso del cromatismo ampliaron las posibilidades expresivas, con Bach como figura clave. La policoralidad y el eco añadían riqueza a la textura musical.
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La monodia y el recitativo surgieron como innovaciones en la música barroca para lograr una expresión más natural y una relación íntima con el texto
Imitación del habla
El recitativo se diseñó para imitar las inflexiones del habla, respetando la sintaxis y los acentos naturales del lenguaje
Melodía solista con ritmos libres
El recitativo se caracterizaba por una melodía solista con ritmos libres
Acompañamiento instrumental discreto
El recitativo contaba con un acompañamiento instrumental discreto
La monodia y el recitativo fueron fundamentales en el desarrollo de formas dramáticas como la ópera y en la influencia en géneros preexistentes como el madrigal
El bajo continuo se estableció como un elemento esencial en la música barroca, sirviendo como la columna vertebral armónica y melódica de la composición
Línea de bajo escrita
La técnica del bajo continuo consistía en una línea de bajo escrita que los intérpretes adornaban con acordes improvisados
Instrumentos utilizados
El bajo continuo se ejecutaba en instrumentos armónicos como el clave, el órgano, el laúd o el arpa, y a menudo se reforzaba con instrumentos de cuerda
Libertad de improvisación
La notación de la época dejaba libertad a los músicos para improvisar y ornamentar en el bajo continuo
El bajo continuo comenzó a declinar en la segunda mitad del siglo XVIII con la introducción del pianoforte y la disminución del uso de la técnica en la música barroca
El estilo concertado se originó en el Barroco temprano y se inspiró en el policoralismo de la escuela veneciana y los madrigales de Claudio Monteverdi
El estilo concertado consistía en alternar entre solistas y coros, y entre elementos vocales e instrumentales para crear contraste en la música
La doctrina de los afectos proporcionaba un marco para expresar emociones humanas en la música barroca, utilizando un lenguaje musical codificado de recursos melódicos, rítmicos y armónicos
La música barroca se caracteriza por su ritmo vigoroso y su sentido de movimiento continuo, con patrones rítmicos distintivos y la alternancia entre compases regulares y libres
En la música barroca, se produjo una transición de la modalidad a la tonalidad, con la consolidación del sistema tonal mayor-menor que dominaría la música occidental
Entre 1680 y 1730, el sistema tonal mayor-menor se estableció firmemente, permitiendo a compositores explorar las posibilidades de todas las tonalidades
Jean-Philippe Rameau, en su "Tratado de armonía", codificó las prácticas armónicas de la época, sentando las bases para una comprensión más profunda de la armonía y la progresión de acordes en la música barroca