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La objetividad y racionalidad son fundamentales en la ciencia, que busca minimizar la subjetividad mediante métodos rigurosos y la revisión por pares. La ciencia se caracteriza por su enfoque sistemático y su capacidad para formular teorías generales. Reconoce su falibilidad, lo que le permite autocorregirse y avanzar. Se clasifica en ciencias formales, naturales y sociales, y existe una interacción constante entre las ciencias puras y aplicadas, fomentando la innovación.
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La ciencia persigue la objetividad como un ideal, minimizando la subjetividad a través de métodos rigurosos y la revisión por pares
En las ciencias sociales y políticas, donde los investigadores son parte del objeto de estudio, la objetividad es particularmente desafiante
La ciencia mantiene siempre la premisa de que cualquier conocimiento es provisional y susceptible de ser mejorado o refutado por nuevas evidencias
La racionalidad es un pilar central de la ciencia, basada en el uso de la lógica y el razonamiento crítico para comprender el mundo
Los científicos aplican métodos empíricos y deductivos, evitando depender de impresiones subjetivas
A diferencia de la religión y el arte, la ciencia se enfoca en la consistencia lógica y la coherencia interna para construir un cuerpo de conocimiento confiable y verificable
La ciencia se caracteriza por su enfoque sistemático y organizado, tanto en la metodología de investigación como en la estructuración de sus hallazgos
La ciencia se esfuerza por integrar conocimientos específicos en teorías más generales y cohesivas
La generalidad se refiere a la capacidad de la ciencia para formular leyes y principios que aplican a una amplia gama de fenómenos, permitiendo una comprensión más profunda y predictiva de los procesos naturales y sociales
La ciencia se distingue por su reconocimiento explícito de la falibilidad, lo que permite autocorregirse y progresar constantemente
El reconocimiento de la falibilidad no es una debilidad, sino una fortaleza que evita el dogmatismo y fomenta un espíritu de investigación constante
Al aceptar que cualquier teoría puede ser refutada, la ciencia se mantiene dinámica y adaptable, promoviendo un ciclo virtuoso de innovación y descubrimiento