Funciones y Variedades del Lenguaje
El lenguaje humano, en su rica complejidad, cumple con distintas funciones que reflejan las intenciones del hablante y las circunstancias de la comunicación. La función representativa o referencial se enfoca en la transmisión de información objetiva sobre el mundo que nos rodea. La función expresiva, también conocida como emotiva, permite al emisor manifestar sus emociones y actitudes personales, a menudo a través del uso de la primera persona y de adjetivos valorativos. La función apelativa o conativa, caracterizada por el uso de imperativos y preguntas, busca influir en el receptor e incitarlo a actuar. La función fática tiene como objetivo verificar el canal de comunicación, asegurando que este se mantenga abierto y funcional. La función metalingüística permite reflexionar sobre el lenguaje mismo, aclarando y definiendo términos. La función poética, por su parte, pone énfasis en la forma del mensaje, utilizando recursos estilísticos y literarios para producir un efecto estético. Además, el lenguaje se manifiesta en diversas variedades: las diatópicas, que reflejan diferencias geográficas como las que se encuentran entre las lenguas y dialectos de España; las diastráticas, que se relacionan con el nivel sociocultural del hablante, diferenciando entre registros culto, medio y vulgar; y las diafásicas, que se refieren al registro empleado, pudiendo ser formal, familiar o coloquial, y que varían según factores como el canal de comunicación, el tema, la relación entre los interlocutores y el contexto de la interacción.
Propiedades y Tipología de los Textos
Los textos, fundamentales para la comunicación escrita, se clasifican en distintos géneros y tipologías, y deben cumplir con propiedades esenciales como la adecuación, la coherencia y la cohesión. Los géneros textuales abarcan una amplia gama que incluye textos científico-técnicos, humanísticos, jurídico-administrativos, literarios, periodísticos y publicitarios, cada uno con sus propias funciones y características distintivas. La tipología textual comprende las descripciones, narraciones, exposiciones, argumentaciones, instrucciones y diálogos, diferenciándose por su estructura y finalidad comunicativa. La adecuación se refiere a la capacidad del texto de ajustarse a la situación comunicativa, teniendo en cuenta aspectos como el registro, el vocabulario y la normativa gramatical. La coherencia es la propiedad que garantiza que la información se presente de manera lógica y comprensible, manteniendo una unidad temática. La cohesión se logra mediante el uso de recursos léxico-semánticos y sintáctico-textuales que sirven para estructurar y enlazar las ideas dentro del texto, facilitando así su comprensión y fluidez.