El Imperio Bizantino, surgido tras la división del Imperio Romano, se mantuvo como potencia desde el 395 hasta 1453. Destacó por su estructura socioeconómica, diversidad étnica y adhesión al cristianismo ortodoxo. Enfrentó desafíos externos e internos, como invasiones y disputas doctrinales, y contribuyó al arte, la arquitectura y la literatura. El Gran Cisma y la caída ante los otomanos marcaron su legado histórico.
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El Imperio Bizantino surgió de la división del Imperio Romano en el año 395 d.C
Fundación de Bizancio
La ciudad de Bizancio fue fundada en el 667 a.C
Ampliación por Constantino I
El emperador Constantino I reconstruyó y amplió la ciudad en el 330 d.C
El Imperio Bizantino se extendió por el sureste de Europa, el norte de África y partes de Oriente Medio
El Imperio Bizantino se caracterizó por su diversidad étnica y su adhesión al cristianismo
La cultura bizantina estuvo impregnada de influencias helenísticas
La economía del Imperio Bizantino se basaba en la agricultura, el comercio y la artesanía
El imperio era una monarquía autocrática que se transformó en una teocracia, con el emperador considerado vicario de Cristo en la Tierra
El Imperio Bizantino enfrentó invasiones de persas, ávaros, eslavos, la expansión islámica y ataques de otros pueblos
Las disputas doctrinales y las tensiones entre diferentes interpretaciones del cristianismo desafiaron la estabilidad del imperio
Los conflictos con la aristocracia eclesiástica y la devastación causada por la Cuarta Cruzada debilitaron al Imperio Bizantino
En su apogeo, el Imperio Bizantino pudo haber tenido una población de hasta 25 millones de habitantes
Los bizantinos desarrollaron el fuego griego, un arma incendiaria de gran efecto en la guerra naval
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