Mapa conceptual y resúmen LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS

Orígenes de la Guerra de los Cien Años

La Guerra de los Cien Años, que se extendió desde 1337 hasta 1453, fue un conflicto dinástico y territorial entre las coronas de Francia e Inglaterra. Sus raíces se encuentran en la compleja trama de alianzas y enemistades de la nobleza europea, exacerbadas por el sistema feudal de vasallaje. Eduardo III de Inglaterra, de la casa Plantagenet, tenía vínculos con la nobleza francesa y controlaba el ducado de Aquitania, lo que le obligaba a rendir vasallaje al rey de Francia. Además, su descendencia directa de la dinastía Capeto por vía materna, siendo nieto de Felipe IV, le proporcionaba una pretensión al trono francés. La disputa por estos derechos dinásticos y territoriales fue el catalizador del prolongado conflicto.

Desarrollo y Evolución del Conflicto

La Guerra de los Cien Años se caracterizó por una serie de campañas militares y periodos de tregua, marcando la historia de Francia e Inglaterra durante más de un siglo. El conflicto comenzó con la reclamación de Eduardo III al trono francés, desafiando la sucesión de Felipe VI. A lo largo de la guerra, sucesivas generaciones de monarcas continuaron la lucha, que se convirtió en un crisol para el desarrollo de la identidad nacional en ambos reinos. La guerra no fue solo una sucesión de enfrentamientos militares, sino que también tuvo profundas implicaciones políticas y sociales, contribuyendo a la centralización del poder y al surgimiento del sentimiento nacionalista.

Tratados de Paz y Cambios en la Guerra

El Tratado de Brétigny en 1360 fue un intento de paz que otorgó a Inglaterra territorios significativos en Francia, pero la muerte de Juan II y la ascensión de Carlos V de Francia marcaron un cambio en la dinámica del conflicto. Carlos V, a pesar de heredar un reino debilitado, con la ayuda de su comandante Bertrand du Guesclin, implementó tácticas de guerra de desgaste que gradualmente inclinaron la balanza a favor de Francia. La batalla de Castillon en 1453, donde la artillería francesa jugó un papel decisivo, marcó el fin de las ambiciones inglesas en el continente, dejando a Calais como su único enclave en Francia.

Reanudación del Conflicto y la Figura de Juana de Arco

A pesar de los tratados, la guerra se reanudó cuando Enrique V de Inglaterra invadió Francia en 1415, reavivando su reclamo al trono francés. Tras una serie de victorias, incluida la batalla de Agincourt, los ingleses controlaban gran parte de Francia. Sin embargo, en 1429, durante el asedio de Orléans, surgió una figura clave: Juana de Arco. Esta joven campesina, convencida de su misión divina para salvar a Francia, inspiró a las tropas francesas y lideró una serie de victorias que revirtieron el curso de la guerra, culminando con la coronación de Carlos VII en Reims.

Conclusión de la Guerra y sus Consecuencias

La muerte de Enrique V y Carlos VI en 1422 no puso fin al conflicto, que se prolongó hasta la batalla de Castillon en 1453. Esta batalla significó el fin de la presencia inglesa en Francia, excepto en Calais, y marcó el término de la Guerra de los Cien Años. El conflicto tuvo consecuencias duraderas, incluyendo el fortalecimiento de la monarquía francesa, el declive del feudalismo y el avance hacia la formación de estados nacionales. Además, la guerra aceleró el desarrollo de la tecnología militar, como la artillería, y dejó un legado cultural y político que influiría en la historia europea durante siglos.