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La discriminación es un trato injusto basado en prejuicios hacia ciertos grupos. Afecta a la sociedad en múltiples niveles, desde actitudes hostiles hasta políticas discriminatorias. Las causas incluyen miedo y estereotipos, y sus manifestaciones pueden ser raciales, de género o contra la comunidad LGBTI. El marco legal internacional busca erradicar estas prácticas y promover la igualdad.
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La discriminación es un fenómeno social que se caracteriza por un trato injusto o despectivo hacia personas o colectivos basado en prejuicios o estereotipos
Segregación y maltrato
La discriminación se manifiesta a través de acciones o políticas que segregan o maltratan a individuos en función de atributos como raza, género, orientación sexual, nacionalidad, religión, estatus socioeconómico, ideología política, entre otros
Violación de derechos humanos
Estas acciones no solo violan los derechos humanos fundamentales, sino que también promueven la desigualdad y atentan contra la dignidad de las personas
Promoción de la desigualdad
La discriminación no solo viola los derechos humanos fundamentales, sino que también promueve la desigualdad y atenta contra la dignidad de las personas
La discriminación puede ser explícita, implícita o interseccional, dependiendo de cómo se manifieste y afecte a diferentes grupos sociales
La discriminación puede manifestarse en la vida diaria a través de actitudes hostiles, exclusión en entornos sociales, profesionales o educativos, y en políticas que establecen requisitos desiguales para distintos grupos
La discriminación indirecta ocurre cuando medidas aparentemente neutras resultan en desventajas para ciertos grupos
La discriminación interseccional afecta a aquellos que pertenecen a múltiples grupos marginados, agravando su situación de vulnerabilidad
La discriminación no solo contraviene los principios de igualdad y justicia, sino que también contribuye a la fragmentación social y perpetúa estructuras de poder desiguales
La discriminación suele ser alimentada por narrativas de miedo y culpabilización, donde líderes y políticos emplean discursos de odio para dividir a la sociedad y preservar el statu quo
En ocasiones, gobiernos justifican prácticas discriminatorias en nombre de la moralidad, la religión o la ideología, incluso cuando estas contravienen las normas del derecho internacional
Los estereotipos y prejuicios arraigados pueden conducir a la creencia errónea de que ciertos grupos son inherentemente propensos a la delincuencia, lo que perpetúa la discriminación institucionalizada y la exclusión social
La lucha contra la discriminación se apoya en marcos legales internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que establece el derecho a la no discriminación
Las constituciones nacionales y los tratados internacionales prohíben la discriminación y promueven la igualdad ante la ley, considerando la no discriminación como un derecho humano esencial
Estas disposiciones legales tienen como objetivo asegurar que todas las personas gocen de los mismos derechos y oportunidades, independientemente de su origen, sexo, raza o cualquier otra condición