La Estrategia del Gato para Mejorar la Suerte de su Amo
Al conocer los planes de un paseo real cerca del río, el gato ideó un plan para incrementar la fortuna de su amo. Le indicó al hijo del molinero que se sumergiera en el río en un lugar específico y, en el momento adecuado, gritó pidiendo auxilio, alegando que el Marqués de Carabás estaba en peligro de ahogarse. El rey, reconociendo al gato por los regalos anteriores, ordenó el rescate del joven. Con las ropas del molinero ocultas por el gato, el rey le proporcionó vestimentas de alta calidad, elevando inmediatamente la apariencia y el estatus del hijo del molinero ante la princesa y el propio rey.La Falsa Nobleza del Marqués de Carabás
El gato continuó su engaño persuadiendo a los campesinos de la región para que declarasen que las tierras por las que el rey pasaba eran del Marqués de Carabás. Bajo la amenaza velada del gato, los campesinos accedieron a mentir, y cuando el rey preguntó, todos confirmaron la historia del gato, lo que aumentó la impresión del rey sobre la riqueza y el poder del supuesto marqués.La Derrota del Ogro y la Adquisición de su Castillo
El gato, con su ingenio, confrontó al verdadero dueño de las tierras, un Ogro con la habilidad de transformarse en cualquier animal. El gato retó al Ogro a mostrar su poder, primero convirtiéndose en un león y luego, en un acto de astucia superior, en un ratón. El gato aprovechó este momento para devorar al Ogro, asegurando el castillo y las tierras para su amo y eliminando cualquier obstáculo para la consolidación de su nueva identidad.El Ascenso del Marqués de Carabás y la Victoria del Gato
Con el Ogro vencido, el gato dio la bienvenida al rey en el castillo, presentándolo como la residencia del Marqués de Carabás. El rey, maravillado por la opulencia del castillo y percibiendo el afecto entre su hija y el joven, propuso un matrimonio entre ellos. El hijo del molinero, ahora convertido en Marqués de Carabás, aceptó con alegría, uniendo su vida con la de la princesa y ascendiendo a la nobleza. El gato con botas, habiendo cumplido su promesa, se estableció como un distinguido señor, y aunque ya no necesitaba cazar, lo hacía por deporte. La historia concluye con la felicidad de todos los involucrados, un testimonio de la astucia y lealtad del gato.