Indicaciones Clínicas para la Nutrición Parenteral
La nutrición parenteral se indica en situaciones donde el tracto gastrointestinal está inaccesible o inadecuado para la ingestión, digestión o absorción de alimentos, o cuando se requiere su reposo terapéutico. Aunque la NP es una herramienta vital en el manejo nutricional, su uso debe ser justificado y reservado para casos en los que la nutrición enteral no es factible, debido a su mayor costo y riesgo de complicaciones. En pacientes con cáncer, la NP puede ser crucial para prevenir o tratar la desnutrición, que puede comprometer la respuesta al tratamiento y la calidad de vida. La decisión de iniciar la NP debe basarse en una evaluación cuidadosa de los beneficios frente a los riesgos y costos.Métodos de Acceso para la Nutrición Parenteral
La nutrición parenteral puede administrarse mediante vías de acceso central o periférico. La elección depende de la duración prevista del tratamiento y de la composición de la solución nutritiva. La vía periférica es menos invasiva pero está limitada por la tolerancia de la vena a soluciones de baja osmolaridad. Para terapias de largo plazo o soluciones hiperosmolares, se prefiere la vía central, que requiere la inserción de catéteres de mayor calibre, ya sea por técnicas percutáneas o quirúrgicas. La selección de la vía de acceso debe considerar los riesgos y beneficios, así como la experiencia del equipo médico y las condiciones del paciente.Riesgos y Complicaciones de la Nutrición Parenteral
La nutrición parenteral, aunque salvadora en ciertos contextos clínicos, no está exenta de riesgos y complicaciones. Estos pueden incluir infecciones relacionadas con el catéter, desequilibrios electrolíticos, hiperglucemia o hipoglucemia, daño hepático a largo plazo, atrofia de la mucosa intestinal, complicaciones mecánicas durante la inserción o mantenimiento del catéter, desequilibrios de fluidos y reacciones adversas a los componentes de la solución nutritiva. Para mitigar estos riesgos, es imprescindible un manejo meticuloso, una monitorización constante y una evaluación periódica de la terapia de NP, ajustando el tratamiento según sea necesario para garantizar la seguridad y eficacia del soporte nutricional.