El paisaje prehistórico revela la estructura social y cosmovisión de las sociedades antiguas. Caminos y senderos, paisajes funerarios y la temporalidad son claves en la memoria colectiva y la organización social. Monumentos y rituales refuerzan la cohesión y el poder dentro de las comunidades, mostrando una profunda conexión entre el ser humano y su entorno.
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La organización del espacio habitacional de los Batammaliba de Togo simboliza partes del cuerpo humano, fusionando lo material y lo espiritual
La interpretación de los caminos como textos vivos
Los caminos en las culturas prehistóricas comunicaban la identidad y el estatus social de quienes los transitaban, afectando la cotidianidad y la experiencia humana
Cada lugar visitado en el paisaje prehistórico añadía capítulos a la historia colectiva e individual de la comunidad
Los paisajes funerarios, desde tumbas individuales hasta grandes necrópolis, están imbuidos de significados que van más allá de la muerte y reflejan la identidad de una comunidad
Entre los Malangan de Nueva Irlanda, las esculturas de madera utilizadas en rituales funerarios no solo honran a los ancestros, sino que también estructuran la actividad económica y refuerzan la cohesión social
A diferencia del enfoque procesualista, el enfoque postprocesualista destaca la importancia de la temporalidad cultural en la comprensión del entorno prehistórico
La toponimia, o el acto de nombrar lugares, es una forma de mantener vivo el pasado en la memoria colectiva de una sociedad prehistórica
En las sociedades prehistóricas, el control sobre el acceso a lugares significativos en el paisaje era una forma de ejercer poder y autoridad
Los monumentos y las narrativas orales sobre los ancestros en el paisaje prehistórico eran una forma de respaldar la legitimación y el prestigio dentro de la comunidad