El Neolítico marcó una transformación radical con la Revolución Agrícola, la domesticación de plantas y animales, y el surgimiento de la ganadería. Estos avances llevaron a la creación de asentamientos permanentes, innovaciones técnicas como la alfarería y la metalurgia, y cambios sociales que culminaron en la formación de ciudades y estados. Las creencias religiosas también evolucionaron, reflejando la importancia de la fertilidad y los ciclos naturales.
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La transición al Neolítico permitió la creación de herramientas más eficientes y duraderas gracias a la mejora en su fabricación
Domesticación de plantas y animales
La domesticación de plantas y animales fue un proceso clave en la transición al Neolítico, permitiendo a las comunidades humanas establecerse y cultivar sus propios alimentos
Ganadería
La domesticación de animales para la ganadería fue un proceso paralelo al desarrollo de la agricultura, proporcionando a las comunidades carne, leche, lana y cuero, además de fuerza de trabajo
La vida sedentaria en el Neolítico impulsó el desarrollo de nuevas técnicas y herramientas, como la alfarería y la metalurgia, que facilitaron la vida cotidiana y promovieron la especialización laboral
El establecimiento de comunidades sedentarias en el Neolítico llevó a una mayor organización social en torno a clanes y tribus
La transición al Neolítico también trajo consigo cambios en la propiedad de la tierra y la generación de excedentes agrícolas y ganaderos, estimulando el comercio y la división del trabajo
El aumento de la complejidad social y la población en el Neolítico tardío llevó al surgimiento de los primeros Estados, entidades políticas que ejercían autoridad sobre poblaciones asentadas en territorios definidos
La práctica de la agricultura en el Neolítico estuvo estrechamente ligada a creencias religiosas centradas en la fertilidad y los ciclos naturales
Las figuras femeninas de cerámica, como la "Venus" de Willendorf, simbolizaban la importancia de la maternidad y la fertilidad en la religión neolítica
Los rituales funerarios y el papel de los sacerdotes en la organización de los cultos reflejan una estructura religiosa más compleja y jerarquizada en el Neolítico