La inmunidad en el cuerpo humano se divide en innata y adquirida, ofreciendo defensas contra patógenos. La innata incluye barreras físicas y químicas como la piel y enzimas, mientras que la adquirida se desarrolla tras exposición a patógenos, con una respuesta especializada y memoria inmunológica. Ambas son cruciales para la protección y la respuesta a infecciones.
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Las barreras físicas como la piel y las mucosas, junto con las barreras químicas como enzimas y sustancias antimicrobianas, protegen al cuerpo contra la penetración de microorganismos
Función del microbioma
El microbioma, formado por bacterias beneficiosas, protege al organismo al competir con patógenos y fortalecer las barreras mucosas
Las células inmunitarias innatas, como los fagocitos y células asesinas naturales, son esenciales para identificar y eliminar invasores
La inmunidad adquirida se desarrolla tras la exposición a agentes infecciosos o a través de la vacunación
La inmunidad adquirida ofrece una respuesta más tardía pero sumamente especializada y adaptativa frente a patógenos concretos
La inmunidad adquirida es distintiva por su capacidad de memoria, lo que posibilita una reacción más veloz y vigorosa en encuentros subsiguientes con el mismo patógeno