El tallo cerebral conecta el cerebro con la médula espinal y regula funciones vitales. El diencefálo, compuesto por tálamo e hipotálamo, es crucial para la sensorialidad y homeostasis. Las meninges protegen el sistema nervioso, mientras que la circulación sanguínea cerebral y la producción de LCR son esenciales para su funcionamiento óptimo. Estas estructuras tienen importantes implicaciones clínicas en condiciones como la hidrocefalia.
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El mesencéfalo alberga los pedúnculos cerebrales y los colículos superiores e inferiores
El puente de Varolio conecta el mesencéfalo con el cerebelo y el bulbo raquídeo
El bulbo raquídeo es esencial para el control de funciones vitales y la decusación de las vías motoras
El tálamo es el principal centro de relevo para las señales sensoriales y está organizado en núcleos con funciones específicas
El hipotálamo es un centro regulador clave para la homeostasis y tiene roles especializados en la coordinación de respuestas del cuerpo
La duramadre es una membrana resistente que protege el encéfalo y la médula espinal
La aracnoides es una membrana delgada que contiene líquido cefalorraquídeo y separa la duramadre de la piamadre
La piamadre es la capa más interna que se adhiere a la superficie del encéfalo y la médula espinal
Las arterias carótidas internas y vertebrales suministran sangre al encéfalo y las venas cerebrales drenan la sangre desoxigenada
La circulación cerebral es altamente regulada para asegurar una perfusión constante a pesar de las fluctuaciones sistémicas
Los ventrículos cerebrales están llenos de líquido cefalorraquídeo y son producidos por los plexos coroideos
El LCR cumple funciones críticas como la protección mecánica y la regulación del entorno químico del sistema nervioso central
La barrera hematoencefálica protege al cerebro de sustancias dañinas y mantiene la homeostasis del entorno interno del sistema nervioso central
Problemas en la BHE pueden causar trastornos neurológicos como hidrocefalia, kernicterus y lesiones cerebrales