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El Renacimiento marcó el inicio de la filosofía moderna, destacando el antropocentrismo y el nuevo papel del sujeto en el conocimiento. La revolución científica, con figuras como Kepler y Newton, separó la filosofía de ciencias como la astronomía. Racionalismo y empirismo definieron la epistemología, mientras que la política se distinguió de la ética con teorías como el contrato social.
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El Renacimiento fue un movimiento cultural que promovió un nuevo enfoque en el pensamiento europeo
El Renacimiento se caracterizó por el antropocentrismo, que colocaba al ser humano en el centro del universo filosófico
El Renacimiento valoró al individuo y su potencial para la elección y el cambio, ejemplificado en obras como el "Discurso sobre la dignidad del hombre" de Giovanni Pico della Mirandola
La adopción de un método de investigación basado en la observación, la experimentación y la formulación de leyes matemáticas sentó las bases de la ciencia moderna
El progreso científico provocó la especialización y separación de la filosofía de ciertas disciplinas, como la astronomía y la física
El éxito del método científico y el avance del conocimiento técnico y científico motivaron a los filósofos a explorar los fundamentos y límites del conocimiento humano
Los racionalistas sostenían que la razón es la principal fuente de conocimiento certero
Los empiristas afirmaban que el conocimiento se deriva de la experiencia sensorial
Immanuel Kant intentó reconciliar las perspectivas del racionalismo y el empirismo en su propia filosofía crítica
La filosofía política se transformó con la consolidación de los primeros Estados nacionales y el fortalecimiento del poder monárquico
La filosofía moderna comenzó a considerar la política como una esfera distinta de la ética, influenciada por el pragmatismo político de Maquiavelo
La teoría del contrato social, defendida por pensadores como Hobbes, Locke, Rousseau y Kant, propone que la sociedad surge de un acuerdo colectivo para vivir juntos bajo normas comunes