La cavidad nasal desempeña un papel crucial en la respiración y el olfato, dividida por el tabique nasal y con las conchas nasales que optimizan la filtración y humidificación del aire. El vestíbulo nasal filtra partículas grandes y protege contra patógenos. El epitelio respiratorio, junto con las células inmunológicas, forma una barrera contra invasores, mientras que la región olfatoria es esencial para detectar olores, contribuyendo al sentido del gusto y la percepción sensorial.
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La cavidad nasal está dividida en dos fosas nasales por el tabique nasal
Las narinas son la abertura al exterior de la cavidad nasal y se conectan con la nasofaringe a través de las coanas
La cavidad nasal está rodeada por estructuras óseas y cartilaginosas que le dan forma y protección
Las conchas nasales incrementan la superficie de contacto en la cavidad nasal, mejorando la filtración, humidificación y calentamiento del aire inspirado
El vestíbulo nasal, con sus glándulas sebáceas y sudoríparas, proporciona protección mecánica y contribuye a la defensa inmunológica inicial contra patógenos y partículas externas
El epitelio respiratorio ciliado y las células caliciformes en la cavidad nasal capturan y mueven partículas hacia la faringe para su expulsión
La región olfatoria se encuentra en la parte superior de la cavidad nasal y es crucial para la detección de olores
El epitelio olfatorio contiene células receptoras olfatorias, neuronas sensoriales especializadas que captan moléculas odoríferas y envían señales al bulbo olfatorio
Las células sustentaculares y basales, junto con las glándulas de Bowman, mantienen el ambiente necesario para la función olfatoria en la cavidad nasal
La mucosa nasal, con su rica vascularización, ayuda en la termorregulación al calentar el aire inspirado
El tejido linfoide presente en la lámina propia de la cavidad nasal ofrece protección contra patógenos y alérgenos
Las células olfatorias en la cavidad nasal desencadenan respuestas neuronales que son fundamentales para el sentido del gusto y la percepción de olores, integrando así la cavidad nasal en un sistema sensorial complejo