El sistema muscular esquelético es esencial para el movimiento y la estabilidad del cuerpo humano. Con músculos clasificados por sus fibras y morfología, como los fusiformes y penniformes, cada uno desempeña roles específicos en la mecánica del movimiento, como agonistas o antagonistas. Las contracciones musculares pueden ser isotónicas o isométricas, y el cuerpo utiliza palancas para mejorar la eficiencia del movimiento. La anatomía muscular varía en cada región corporal, adaptándose a funciones específicas, desde la movilidad del cuello hasta la extensión de la rodilla.
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Los músculos se contraen y relajan para facilitar el movimiento
Los músculos se conectan a los huesos a través de tendones o aponeurosis
Los músculos se clasifican en estriados y lisos según sus fibras
Los músculos se pueden categorizar en fusiformes, penniformes, digástricos, dentados, planos y circulares
Los músculos pueden tener formas alargadas, oblicuas, con dos vientres musculares, bordes serrados, planos, circulares o específicas según su función y ubicación en el cuerpo
Los músculos pueden ser agonistas, antagonistas, sinergistas o estabilizadores en la mecánica del movimiento
El vientre muscular es la porción central y más gruesa del músculo donde se aloja el tejido contráctil
Los puntos de origen e inserción son las zonas de unión del músculo al esqueleto
Los tendones, fascias, ligamentos y bolsas sinoviales son estructuras de soporte y protección en el sistema musculoesquelético
Las contracciones isotónicas producen movimiento
Las contracciones isométricas generan tensión sin movimiento aparente
Las contracciones musculares son fundamentales para el mantenimiento de la postura, la estabilidad articular y la realización de movimientos específicos