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El desarrollo del sistema nervioso central se inicia con la neurulación y la formación del tubo neural. Este proceso evolutivo conduce a la diferenciación del encéfalo y la médula espinal, estructuras esenciales para las funciones cognitivas y motoras. Las neuronas y células gliales emergen como componentes celulares clave, con roles en la transmisión de señales y el soporte neuronal. La comprensión de estas etapas es vital para la neurociencia.
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El tubo neural se origina a partir del ectodermo y se diferencia en el encéfalo y la médula espinal
Las células del embrión se organizan en tres capas germinativas que establecen la polaridad anteroposterior y son precursoras de diversos tejidos y órganos
La notocorda emite señales inductoras que son cruciales para la diferenciación celular y el desarrollo del sistema nervioso central
Las células del neuroectodermo se multiplican y migran, provocando un engrosamiento de las paredes del tubo neural para dar origen al encéfalo
Durante el desarrollo embrionario, el tubo neural se ensancha formando tres vesículas primarias y posteriormente se subdividen en vesículas secundarias que evolucionarán en estructuras específicas del encéfalo adulto
Las vesículas secundarias se transforman en estructuras específicas del encéfalo adulto, como los hemisferios cerebrales, el tálamo, el cerebelo y la médula oblongada
La médula espinal se desarrolla a partir de la porción caudal del tubo neural mediante la proliferación y migración de células neurales
El canal central del tubo neural se transforma en el sistema ventricular del encéfalo, compuesto por cuatro ventrículos que contienen el líquido cefalorraquídeo
Los plexos coroideos, situados en los ventrículos, son los encargados de la síntesis del líquido cefalorraquídeo
Las neuronas son células especializadas en la transmisión de señales eléctricas y químicas, compuestas por un cuerpo celular, dendritas y un axón
Las células gliales, o glía, son esenciales para el soporte estructural, metabólico y la protección de las neuronas
Los astrocitos, oligodendrocitos y microglía tienen funciones específicas que son fundamentales para el mantenimiento y la eficiencia del sistema nervioso