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La influencia de los incentivos y las consecuencias es fundamental en la conducta humana, determinando nuestras acciones y aprendizaje. Los incentivos motivan el inicio de comportamientos, mientras que las consecuencias refuerzan o disuaden su repetición. La motivación, ya sea intrínseca o extrínseca, juega un rol clave en cómo interactuamos con nuestro entorno y perseguimos objetivos.
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Los incentivos son señales que nos motivan a buscar una recompensa o evitar un castigo
Asignación de valor a los incentivos a través de la experiencia
A través de la experiencia, aprendemos a darle valor a los incentivos, lo que influye en nuestra conducta
Los incentivos son señales que motivan el inicio de una conducta, mientras que las consecuencias determinan su continuidad o probabilidad de repetición
Los reforzadores son estímulos que, al presentarse tras una conducta, aumentan la probabilidad de que esta se repita
Los investigadores enfrentan el reto de predecir qué estímulos funcionarán como reforzadores antes de su aplicación
Históricamente, se han propuesto definiciones de reforzadores positivos que no dependen de sus efectos
La motivación intrínseca es la tendencia innata a buscar desafíos y ejercitar las propias capacidades
La motivación intrínseca es autónoma y autodeterminada, no depende de incentivos o presiones externas
La motivación intrínseca es esencial para el aprendizaje autodirigido y el desarrollo personal
La motivación extrínseca surge de factores externos, como incentivos y consecuencias del entorno
La motivación extrínseca se manifiesta cuando las acciones se llevan a cabo con el fin de obtener resultados específicos
La diferencia fundamental entre la motivación intrínseca y extrínseca es la fuente de la motivación: interna para la intrínseca y externa para la extrínseca