El enunciado como eslabón en la cadena comunicativa
Cada enunciado forma parte de una secuencia más extensa de comunicación, que engloba tanto los enunciados anteriores como las posibles respuestas de otros interlocutores. El hablante no crea su discurso en aislamiento, sino que su enunciado dialoga y se conecta con otros, tejiendo así una red de interacciones discursivas. Esta dinámica refleja la complejidad de la comunicación humana, donde cada aporte es a la vez una respuesta a lo que precede y un estímulo para lo que sigue.La confusión en la definición de unidades lingüísticas
Existe cierta confusión en la lingüística respecto a la definición de conceptos como "discurso" o "corriente discursiva", que a menudo se emplean de manera ambigua y pueden referirse a distintas unidades lingüísticas, como fonemas, sílabas, palabras y oraciones. Esta ambigüedad subraya la necesidad de centrarse en la unidad real de la comunicación discursiva: el enunciado. Los enunciados son las auténticas unidades de comunicación, con límites claramente definidos por el cambio de turno entre los interlocutores, y no deben ser confundidos con simples construcciones lingüísticas.Las fronteras del enunciado y su importancia en la comunicación
A diferencia de otras unidades lingüísticas, los enunciados poseen límites bien delimitados que se establecen por el cambio de turno en la conversación. Estas fronteras son cruciales para entender la estructura de la comunicación discursiva, ya que marcan el inicio y el fin de la intervención de cada hablante. Este intercambio puede tomar diversas formas, siendo particularmente evidente en el diálogo, donde las intervenciones se suceden de manera ordenada y estructurada. La finalización de un enunciado señala que el hablante ha concluido su turno y está dispuesto a ceder la palabra, lo que resalta la naturaleza interactiva y cooperativa del diálogo humano.