Aristóteles, discípulo de Platón y tutor de Alejandro Magno, dejó un legado filosófico que abarca desde la lógica hasta la ética. Su teoría del hilemorfismo explica la realidad como una combinación de materia y forma, mientras que su ética eudemonista define la felicidad como la realización de la virtud. La virtud, según Aristóteles, se encuentra en el término medio entre extremos. A pesar de su influencia, su filosofía enfrenta críticas en cuanto a su concepción de la divinidad y la felicidad.
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Aristóteles fue alumno de Platón y preceptor de Alejandro Magno, lo que influyó en su pensamiento y en su legado filosófico
A diferencia de su maestro Platón, Aristóteles se enfocó en la investigación de la realidad de manera empírica y sistemática
Aristóteles dejó un legado significativo en áreas como la lógica, la metafísica y la ética, a través de obras como "Organon", "Metafísica" y "Ética a Nicómaco"
Según Aristóteles, la realidad está compuesta de materia y forma, lo que explica la existencia y diferenciación de los objetos individuales
Aristóteles utiliza el hilemorfismo para explicar la relación entre el cuerpo (materia) y el alma (forma) en el ser humano, rechazando el dualismo platónico y el materialismo
En su teoría del conocimiento, Aristóteles rechaza la existencia de ideas innatas y propone que el intelecto adquiere conocimiento a través de la experiencia y la abstracción de las formas universales
Para Aristóteles, la felicidad es la actividad del alma conforme a la virtud a lo largo de una vida completa
La ética aristotélica se aleja de la búsqueda de placeres efímeros, fama o riqueza como fines en sí mismos, y enfatiza en la autorrealización y el ejercicio de la racionalidad
Según Aristóteles, vivir virtuosamente es vivir en armonía con la razón, que es la función distintiva del ser humano, y es el medio para alcanzar la felicidad
Aristóteles sostiene que las virtudes éticas se encuentran en el término medio entre dos extremos viciosos, uno por exceso y otro por defecto
Las virtudes éticas, como la valentía y la templanza, son hábitos adquiridos a través de la práctica y la educación, mientras que las virtudes dianoéticas, como la sabiduría y la prudencia, perfeccionan el intelecto
La prudencia es la virtud que guía a las demás, permitiendo al individuo discernir y elegir correctamente en cada situación ética