Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son 17 metas globales establecidas por la ONU para erradicar la pobreza, alcanzar la seguridad alimentaria, promover la salud y el bienestar, garantizar una educación de calidad, lograr la igualdad de género, y gestionar de manera sostenible los recursos naturales. Estos objetivos también incluyen acciones para combatir el cambio climático, proteger la vida marina y terrestre, y fomentar sociedades pacíficas y justas, con miras a cumplirlos para el año 2030.
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El ODS 1 busca erradicar la pobreza en todas sus formas a través del acceso a recursos económicos y servicios básicos
El ODS 2 busca garantizar la seguridad alimentaria y promover una agricultura sostenible para erradicar el hambre
Se enfatiza en estrategias para mejorar la productividad agrícola y la sostenibilidad de los sistemas alimentarios para garantizar el acceso a alimentos nutritivos durante todo el año
El ODS 3 busca asegurar una vida saludable y promover el bienestar en todas las edades
El ODS 4 se enfoca en proporcionar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida
La salud es un derecho humano esencial y la educación es un motor de desarrollo que mejora la calidad de vida y proporciona herramientas para el desarrollo sostenible
El ODS 5 busca lograr la igualdad de género y empoderar a mujeres y niñas para su participación plena y efectiva en la sociedad
El ODS 6 busca garantizar el acceso a agua y saneamiento sostenible para promover la salud pública, la educación y reducir la pobreza
Se enfatiza en la necesidad de superar barreras estructurales y promover políticas que fomenten la equidad y la sostenibilidad en temas de género y saneamiento
El ODS 7 busca promover el acceso a una energía asequible, confiable, sostenible y moderna para todos
El ODS 8 busca fomentar un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, y promover empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos
La energía sostenible es vital para otros ODS y el trabajo decente contribuye a la economía global y es esencial para la dignidad humana y el bienestar de las personas