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La asertividad y sus principios fundamentales, como la tolerancia y la responsabilidad interpersonal, son vitales para el desarrollo de habilidades sociales. Este enfoque promueve la autonomía emocional y el derecho a la incertidumbre, permitiendo decisiones no convencionales y la aceptación de la imperfección humana. Es especialmente relevante en la adolescencia y el ámbito educativo, donde se forman la identidad y las relaciones interpersonales.
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Las personas tienen el derecho de expresar "no lo sé" sin sentir presión de tener que proporcionar respuestas inmediatas
Las personas tienen el derecho de actuar sin buscar la aprobación constante de los demás
El enfoque asertivo evita la presión de estar siempre preparados con una respuesta y permite actuar sin ser manipulados
Las personas tienen el derecho de tomar decisiones que no se basen exclusivamente en la lógica
La manipulación se basa en la creencia errónea de que todas las decisiones deben ser lógicas, ignorando el papel de las emociones y sentimientos en la conducta humana
La asertividad permite que las emociones y la razón coexistan en el proceso de toma de decisiones
Las personas tienen el derecho de no entender situaciones o demandas complejas
Las personas tienen el derecho de no preocuparse por cumplir con expectativas de mejora continua impuestas por otros
El enfoque asertivo promueve la aceptación de la imperfección humana y la autonomía personal frente a las presiones sociales
La asertividad se basa en el equilibrio entre los derechos propios y los deberes hacia los demás
La asertividad implica actuar con previsión y cautela para evitar arrepentimientos futuros
La asertividad exige tener en cuenta los derechos de los demás al tomar decisiones