La piel, el órgano más grande del cuerpo humano, se compone de epidermis, dermis e hipodermis, cada una con funciones específicas como protección, sensibilidad y termorregulación. Los anejos cutáneos, como las glándulas sudoríparas, folículos pilosos y uñas, son esenciales para la regulación térmica y la protección. Las patologías de la piel, pelo y uñas pueden indicar condiciones sistémicas, mientras que una higiene adecuada es crucial para prevenir infecciones y mantener la salud cutánea.
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La capa más superficial de la piel que se renueva constantemente y produce queratina para proporcionar resistencia y protección
Tejido conectivo denso
La capa de la piel que alberga fibras colágenas y elásticas, vasos sanguíneos, glándulas y terminaciones nerviosas, contribuyendo a la nutrición, sensibilidad y elasticidad de la piel
Funciones de la dermis
La dermis es responsable de la nutrición, sensibilidad y elasticidad de la piel
La capa más profunda de la piel compuesta principalmente por tejido adiposo que actúa como aislante térmico y amortiguador de impactos
Ecrinas
Las glándulas sudoríparas distribuidas por todo el cuerpo que facilitan la termorregulación mediante la secreción de sudor
Apocrinas
Las glándulas sudoríparas localizadas en áreas como las axilas y la región genital que producen un sudor más viscoso que puede generar olor
Asociados a glándulas sebáceas
Los folículos pilosos producen pelo que ayuda en la protección y aislamiento térmico, mientras que las glándulas sebáceas secretan sebo para hidratar y proteger la piel
Compuestas por queratina endurecida, protegen las yemas de los dedos y mejoran la precisión de los movimientos finos, además de reflejar el estado general de salud
La piel dilata o construye los vasos sanguíneos y permite la evaporación del sudor para regular la temperatura del cuerpo
La piel protege contra microorganismos, sustancias químicas y radiación UV
La piel elimina toxinas a través del sudor
La piel tiene terminaciones nerviosas que responden a estímulos táctiles, térmicos y dolorosos
Las glándulas sebáceas y sudoríparas contribuyen a la función secretora de la piel
La piel participa en la síntesis de vitamina D, esencial para la salud ósea y la regulación del calcio
Aparecen en piel previamente sana e incluyen máculas, pápulas, placas, nódulos, vesículas y ampollas
Resultan de la evolución o manipulación de las lesiones primarias e incluyen erosiones, úlceras, escamas, costras y cicatrices
Las lesiones cutáneas pueden ser signos de enfermedades dermatológicas o sistémicas y requieren evaluación médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados
Bacterianas
Pueden manifestarse como impétigo o celulitis
Virales
Incluyen verrugas y herpes
Infecciones fúngicas de la piel, pelo o uñas
Incluyen la pediculosis y la escabiosis
Pueden ser benignos como los lipomas o malignos como el melanoma
La psoriasis, la dermatitis atópica y el acné son trastornos inflamatorios comunes
La pérdida de cabello puede ser un signo de enfermedades sistémicas o trastornos locales
Las uñas pueden verse afectadas por trastornos como la onicomicosis o la psoriasis ungueal
La higiene cutánea es esencial para mantener la integridad de la piel y prevenir infecciones
Una limpieza adecuada elimina células muertas, sebo y microorganismos
El aseo personal debe adaptarse a las necesidades individuales, teniendo en cuenta factores como la edad, el estado de salud y el nivel de actividad
El uso de protectores solares, hidratantes y productos adecuados para el tipo de piel son prácticas recomendadas para preservar la salud cutánea y prevenir el envejecimiento prematuro y las enfermedades de la piel