La fisiología del gusto es un proceso complejo que involucra receptores gustativos en la lengua, detectando sabores básicos como dulce, salado, amargo, ácido y umami. Estos receptores, ubicados en las papilas gustativas, inician una cadena de eventos neuroquímicos y eléctricos que llevan la percepción del sabor hasta el cerebro. La experiencia gustativa se enriquece con la contribución del olfato y la sensibilidad somatoestésica y química trigeminal, creando una experiencia sensorial completa.
La percepción del gusto es un proceso fisiológico sofisticado que comienza cuando las moléculas sápidas se disuelven en la saliva y estimulan los receptores gustativos
Estructura y función
Los receptores gustativos son células especializadas capaces de detectar los cinco sabores básicos y su activación se produce cuando las moléculas de los alimentos se unen a los receptores específicos en la membrana celular
Localización
Los receptores gustativos se encuentran principalmente en las papilas gustativas de la lengua, pero también en menor medida en el paladar, la faringe y la epiglotis
La transducción de la señal gustativa desde los receptores hasta el cerebro implica una serie de pasos neuroquímicos y eléctricos que culminan en la percepción consciente del sabor
El sabor dulce es uno de los cinco sabores básicos y es detectado por receptores específicos en la lengua
El sabor salado es uno de los cinco sabores básicos y es detectado por receptores específicos en la lengua
El sabor amargo es uno de los cinco sabores básicos y es detectado por receptores específicos en la lengua
El sabor ácido es uno de los cinco sabores básicos y es detectado por receptores específicos en la lengua
El sabor umami es uno de los cinco sabores básicos y es detectado por receptores específicos en la lengua
El sentido del gusto está intrínsecamente ligado al sentido del olfato, ya que juntos forman la sensación de sabor
La sensibilidad somatoestésica, que abarca la percepción de temperatura, textura y dolor, entre otros, complementa la experiencia gustativa
La sensibilidad química trigeminal, que responde a estímulos como el picante, también contribuye a la experiencia gustativa