La anatomía de la cabeza ósea se divide en neurocráneo y viscerocráneo, protegiendo el cerebro y albergando órganos sensoriales. Los huesos craneales, como el Frontal, Etmoides y Esfenoides, son fundamentales para la protección, soporte de músculos y conducción neurovascular.
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El neurocráneo encapsula y protege el encéfalo
El viscerocráneo constituye la parte facial del cráneo y alberga órganos sensoriales y el aparato masticatorio
Las fosas craneales se dividen en anterior, media y posterior y se encuentran tanto en la superficie interna como externa del cráneo
El cráneo humano se compone de cuatro huesos únicos: Frontal, Etmoides, Esfenoides y Occipital
El cráneo humano también se compone de dos pares de huesos: Temporales y Parietales
Los huesos del cráneo se unen mediante suturas craneales, formando la cavidad craneal que protege el cerebro
La porción escamosa del hueso frontal forma la frente
La porción orbitaria del hueso frontal se proyecta hacia atrás
La superficie interna del hueso frontal presenta surcos para los senos venosos y fosas para los lóbulos frontales del cerebro
La lámina perpendicular del hueso etmoides contribuye a formar el tabique nasal
La lámina cribosa del hueso etmoides permite el paso de fibras del nervio olfatorio
Las masas laterales del hueso etmoides forman parte de las paredes de las fosas nasales y las órbitas
El cuerpo central del esfenoides contiene la silla turca, que aloja la hipófisis
Las alas menores y mayores del esfenoides contribuyen a la formación de las fosas temporales y las cavidades orbitarias
La apófisis pterigoides del esfenoides es fundamental en la articulación de la mandíbula
Los huesos craneales protegen el cerebro y los órganos sensoriales vitales
Los huesos craneales son esenciales para el soporte de los músculos faciales y masticatorios
Los huesos craneales también alojan y protegen estructuras neurovasculares críticas