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La Regencia de María Cristina de Borbón marcó una era de transición hacia el liberalismo en España, enfrentando la Primera Guerra Carlista y promoviendo cambios políticos como el Estatuto Real de 1834 y la desamortización de Mendizábal. La Constitución de 1837 y el Trienio Moderado reflejaron las tensiones entre facciones liberales, culminando en la regencia de Espartero y la Década Moderada bajo Isabel II.
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Los liberales se dividieron en moderados y progresistas durante la Regencia de María Cristina
Oposición de Carlos María de Isidro
La oposición de Carlos María de Isidro, partidario del absolutismo, desató la Primera Guerra Carlista durante la Regencia de María Cristina
Alianza con los liberales
Ante la insurrección carlista, María Cristina se vio forzada a aliarse con los liberales durante su regencia
El Estatuto Real de 1834, obra de Francisco Martínez de la Rosa, fue un intento de compromiso entre las posiciones absolutistas y liberales durante la Regencia de María Cristina
Durante la Regencia de María Cristina, una epidemia de cólera y una crisis económica contribuyeron a la insatisfacción política en España
Juan Álvarez Mendizábal implementó la desamortización de bienes eclesiásticos durante la Regencia de María Cristina, lo que provocó resistencia y revueltas
La caída de Martínez de la Rosa y el efímero gobierno del conde de Toreno precedieron la llegada al poder de Mendizábal durante la Regencia de María Cristina
La Constitución de 1837, de tendencia progresista pero menos radical que la de 1812, intentó equilibrar las demandas de moderados y progresistas durante la Regencia de María Cristina
La ley electoral de 1837 amplió el censo electoral pero mantuvo el sufragio censitario durante la Regencia de María Cristina
Las elecciones de 1837, celebradas tras la promulgación de la nueva constitución, dieron comienzo al Trienio Moderado durante la Regencia de María Cristina
La aprobación de la ley de ayuntamientos por parte de los moderados provocó un estallido de revueltas durante la Regencia de María Cristina
María Cristina recurrió a Baldomero Espartero, un general carismático y héroe de la guerra carlista, para apaciguar la crisis política durante su regencia
Las revueltas y resistencia a las políticas de Espartero provocaron su derrocamiento y exilio en 1843 durante la Regencia de María Cristina