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La Escuela Clásica de Criminología, surgida en la Ilustración, promovió un sistema penal justo con énfasis en los derechos individuales y la proporcionalidad de las penas. Cesare Beccaria y Jeremy Bentham, figuras clave, abogaron por leyes claras y castigos efectivos para prevenir el delito. Su legado influye en teorías modernas y prácticas de prevención situacional, mientras que la efectividad de la pena y la racionalidad del delincuente siguen siendo temas de debate actual.
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Durante el siglo XVIII, Europa experimentó una época de cambios y avances en diferentes ámbitos
Cuestionamiento de prácticas judiciales y penas crueles
Durante la Ilustración, se pusieron en duda las prácticas judiciales arbitrarias y las penas crueles
Búsqueda de un sistema penal más racional y justo
Los pensadores ilustrados abogaron por un sistema penal basado en la racionalidad y la justicia
La Ilustración sentó las bases para el desarrollo de la Escuela Clásica de Criminología, que buscaba un enfoque legal centrado en la protección de los derechos individuales y la proporcionalidad entre delitos y penas
La Escuela Clásica se basa en la idea de que los individuos tienen libre albedrío y son capaces de tomar decisiones racionales
Beccaria y Bentham enfatizaron la importancia de leyes claras y aplicadas de manera uniforme para prevenir el delito
La Escuela Clásica propuso que la pena debe ser proporcional al daño causado y debe tener un propósito retributivo y preventivo
La Escuela Clásica promovió la codificación de las leyes y la definición precisa de delitos y penas en la reforma penal
La idea de que la pena debe ser proporcional al delito y servir tanto para retribuir como para prevenir futuros delitos fue un principio clave en la reforma penal
La Escuela Clásica reconoció la importancia de medidas preventivas como la educación y la mejora de las condiciones sociales en la prevención del delito