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La vida monástica benedictina y la sociedad feudal son esenciales para comprender la Edad Media. Los monjes seguían la Regla de San Benito, viviendo con austeridad y equilibrio entre oración y trabajo. Los campesinos, base de la pirámide social, estaban sujetos a un señor feudal y su vida se regía por el trabajo en el campo. El arte románico reflejaba la espiritualidad de la época, con iglesias y monasterios que marcaban el paisaje europeo.
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Los monjes benedictinos se comprometían a una vida de austeridad y espiritualidad, siguiendo los principios de la Regla de San Benito
Los monjes equilibraban la contemplación religiosa con el trabajo físico, siguiendo el lema "ora et labora"
La dieta de los monjes era frugal y consistía principalmente en vegetales, legumbres, pan, frutas y cereales, con el consumo de carne limitado a circunstancias especiales
Los campesinos se clasificaban en villanos, con cierta libertad de movimiento, y siervos, atados a la tierra que trabajaban y cuyo estatus se heredaba
Aunque los siervos carecían de libertad para abandonar el feudo, tenían derecho a la posesión de bienes y recibían protección y justicia por parte del señor feudal
En el sistema feudal, los hombres se encargaban de las tareas agrícolas más exigentes, mientras que las mujeres y los niños asumían roles complementarios, en largas jornadas de trabajo sujetas a tributos y servicios feudales
La vestimenta de los campesinos era funcional y adaptada a las labores del campo, hecha a mano y reflejando la simplicidad de la vida rural
La dieta del campesinado era básica y monótona, centrada en el pan de cereales y complementada con legumbres, verduras, leche y huevos, con la carne como un lujo ocasional
Las aldeas medievales se establecían en áreas despejadas del bosque y se organizaban en torno a una economía de subsistencia, con recursos naturales vitales para la supervivencia de la comunidad