El sistema respiratorio es crucial para la oxigenación de la sangre y la eliminación del dióxido de carbono. Compuesto por nariz, faringe, laringe, tráquea y pulmones, cada parte tiene funciones específicas, desde filtrar el aire hasta facilitar la fonación y proteger contra patógenos. Su correcto funcionamiento es esencial para la homeostasis y la prevención de daños celulares y fallas orgánicas.
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El sistema respiratorio permite el intercambio de gases necesarios para la supervivencia de las células
El sistema respiratorio trabaja en conjunto con el sistema circulatorio para oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono
El correcto funcionamiento del sistema respiratorio es vital para proteger las células de daños y prevenir la falla de órganos vitales
Las vías respiratorias superiores e inferiores facilitan el flujo de aire hacia los alvéolos y tienen funciones adicionales como la filtración, humidificación y calentamiento del aire inspirado
La nariz es la entrada principal del sistema respiratorio y tiene funciones como conducir el aire, calentar y humidificar el aire, y producir moco para atrapar partículas y microorganismos
La faringe sirve como vía de paso para el aire y los alimentos, y también contiene las amígdalas que forman parte del sistema inmunitario
La laringe es esencial para la producción de sonidos y también actúa como una barrera protectora para evitar la entrada de alimentos y líquidos en las vías respiratorias
La tráquea es un conducto reforzado que permite la entrada de aire a los pulmones y también protege las vías respiratorias inferiores al atrapar y transportar moco y partículas hacia la faringe para su eliminación