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Los fundamentos de la convivencia social se centran en el respeto y la tranquilidad. Se abordan las normativas que protegen la privacidad y se describen las sanciones para actos que perturban la paz. Las instituciones educativas cuentan con regulaciones especiales para el consumo de sustancias, y se enfatiza la importancia del respeto a la autoridad y las obligaciones mutuas entre ciudadanía y autoridades para mantener el orden público.
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Es necesario prevenir y sancionar las conductas que perturben la paz pública o invadan la privacidad de las personas
Las leyes y normativas vigentes subrayan la importancia del derecho a la tranquilidad y a mantener relaciones interpersonales respetuosas como pilares de una convivencia saludable
Se deben evitar y corregir acciones que alteren la calma comunitaria o la intimidad de los individuos para mantener una convivencia saludable
La privacidad es el derecho que tienen las personas a disfrutar de un espacio propio y confidencial para satisfacer sus necesidades personales y realizar actividades sin interferencias externas
En espacios públicos o abiertos al público, como tiendas o áreas de servicio, la expectativa de privacidad se reduce significativamente o no aplica debido a la naturaleza de estos lugares
Diversas acciones, como la creación de ruido excesivo o el consumo de sustancias ilícitas, son consideradas transgresiones a la tranquilidad y el respeto entre las personas
La legislación contempla una gama de sanciones y medidas correctivas, como multas o la disolución de reuniones, para aquellos que incurran en comportamientos que alteren el orden público
Existe una responsabilidad bidireccional entre los ciudadanos y las autoridades en el mantenimiento de la convivencia cívica
Las autoridades deben tratar a la población con dignidad y atender sus preocupaciones con prontitud y eficacia, y existen mecanismos para reportar abusos o conductas inapropiadas