El condicionamiento clásico, establecido por Ivan Pavlov, es un pilar en la psicología del aprendizaje. Este método explica cómo estímulos neutros pueden evocar respuestas condicionadas tras ser asociados con estímulos incondicionados. La técnica se extiende al desarrollo de respuestas emocionales y es clave en terapias para trastornos psicológicos. Factores biológicos y cognitivos juegan un rol crucial en la eficacia del condicionamiento, demostrando la complejidad de las interacciones entre estímulos y respuestas en diferentes especies.
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Ivan Pavlov desarrolló el condicionamiento clásico a finales del siglo XIX y principios del XX
Observación de la salivación de los perros
Pavlov notó que los perros salivaban ante estímulos previamente neutros asociados con la comida
Pavlov formuló la teoría del condicionamiento clásico, que explica cómo un estímulo neutro puede provocar una respuesta tras ser emparejado con un estímulo que naturalmente provoca esa respuesta
Un estímulo neutro puede convertirse en un desencadenante de emociones si se asocia repetidamente con un evento negativo
Las palabras y los pensamientos pueden funcionar como estímulos condicionados, desencadenando emociones
El condicionamiento clásico se utiliza en terapia para ayudar a las personas a superar miedos y fobias mediante la exposición gradual al estímulo temido sin la presencia del estímulo negativo
En humanos, el condicionamiento puede ser más sofisticado y estar influenciado por el contexto y la información predictiva del estímulo condicionado
La extinción de la respuesta condicionada no solo depende de la ausencia del estímulo incondicionado, sino también de la percepción del individuo sobre la relación entre el estímulo condicionado y el incondicionado
La eficacia del condicionamiento está limitada por factores biológicos, como la predisposición de una especie a asociar ciertos estímulos con ciertas respuestas