Hepatitis Viral

La hepatitis viral, con sus tipos A y B, representa un desafío para la salud global. La hepatitis A se transmite por vía fecal-oral y suele ser autolimitada, mientras que la B, transmitida por sangre y fluidos, puede cronificarse y llevar a cirrosis o cáncer hepático. La prevención mediante vacunación y medidas higiénicas es fundamental para controlar su impacto.

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Concepto y Causas de la Hepatitis Viral

La hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por la infección de uno de los cinco virus principales: A, B, C, D y E, cada uno con características y vías de transmisión distintas. El virus de la hepatitis A (VHA) es un Picornavirus que contiene ARN de cadena simple y se transmite principalmente por la vía fecal-oral. Por otro lado, el virus de la hepatitis B (VHB) pertenece a la familia Hepadnaviridae y tiene un genoma de ADN de doble cadena. Este último se transmite a través del contacto con sangre infectada, relaciones sexuales sin protección y de madre a hijo durante el parto. Ambos virus pueden causar enfermedad aguda, y en el caso del VHB, también enfermedad crónica, con el potencial de desarrollar cirrosis o cáncer hepático.

Mano con guante azul claro sosteniendo una jeringa con líquido amarillo claro, aguja metálica y bandeja de acero inoxidable con viales desenfocados en el fondo.

Epidemiología y Transmisión de la Hepatitis A

La hepatitis A tiene una prevalencia global significativa, siendo más común en áreas con saneamiento deficiente y acceso limitado a agua potable. En países en desarrollo, como Perú, la mayoría de los niños han estado expuestos al VHA antes de la adolescencia. La transmisión ocurre al ingerir alimentos o agua contaminados con el virus, o mediante el contacto directo con una persona infectada. Aunque generalmente no es fatal, la hepatitis A puede provocar insuficiencia hepática aguda, que es potencialmente mortal, especialmente en personas con enfermedades hepáticas preexistentes.

Manifestaciones Clínicas y Tratamiento de la Hepatitis A

La hepatitis A se manifiesta inicialmente con síntomas no específicos como fiebre, malestar y náuseas en la fase prodromal. Posteriormente, aparece la ictericia, caracterizada por el amarillamiento de la piel y los ojos, orina oscura y heces pálidas. La recuperación suele ocurrir durante la fase de convalecencia, cuando los síntomas disminuyen y los valores hepáticos retornan a la normalidad. No hay un tratamiento antiviral específico para la hepatitis A; el manejo se centra en el soporte sintomático, incluyendo reposo, hidratación adecuada y una dieta nutritiva. La vacunación es la medida preventiva más efectiva contra el VHA.

Epidemiología y Transmisión de la Hepatitis B

La hepatitis B es una enfermedad hepática grave que puede causar infección aguda y crónica, con riesgos de cirrosis y cáncer de hígado. La transmisión del VHB ocurre a través de la exposición a sangre infectada, relaciones sexuales sin protección, uso compartido de agujas y de madre a hijo durante el parto. La infección crónica es más probable cuando la exposición al virus ocurre en la infancia o en el nacimiento. La hepatitis B es una de las principales causas de cirrosis y carcinoma hepatocelular a nivel mundial, y su prevención y manejo son cruciales para evitar la transmisión y progresión de la enfermedad.

Manifestaciones Clínicas y Tratamiento de la Hepatitis B

La hepatitis B puede presentarse con síntomas iniciales similares a los de una gripe, seguidos de ictericia, fatiga y dolor abdominal. En casos crónicos, puede ser asintomática o llevar a complicaciones graves. El tratamiento para la hepatitis B crónica incluye antivirales como el Tenofovir y el Entecavir, que pueden controlar la replicación viral y prevenir la progresión a enfermedad hepática avanzada. La vacunación es la herramienta más efectiva para prevenir la hepatitis B, y se recomienda para todos los recién nacidos, así como para grupos de alto riesgo.

Prevención y Vacunación contra la Hepatitis A y B

La prevención de la hepatitis A y B es esencial para reducir su incidencia y las complicaciones asociadas. La vacunación contra la hepatitis A se recomienda para niños a partir de los 12 meses de edad y para grupos de alto riesgo. Las medidas preventivas incluyen prácticas de higiene personal, como el lavado de manos, y el consumo de agua y alimentos seguros. Para la hepatitis B, la vacunación es la piedra angular de la prevención y se administra en un esquema de tres dosis, comenzando al nacer. Además, se deben adoptar precauciones para evitar la exposición a sangre y fluidos corporales potencialmente infectados y promover la educación sanitaria en la comunidad.

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