El juicio de Sócrates es un evento crucial en la historia de la filosofía. Acusado de impiedad y corrupción de la juventud, su defensa resalta su búsqueda de la verdad y su conocimiento de la ignorancia propia. A pesar de su condena a muerte, Sócrates se mantiene firme en sus principios, ofreciendo reflexiones profundas sobre la vida y la muerte.
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Sócrates reconoce su desconocimiento sobre las posibles repercusiones de las acusaciones en su contra
La máxima "Sólo sé que no sé nada"
Sócrates expresa su filosofía de reconocer su limitado conocimiento a través de su famosa máxima
Sócrates solicita ser evaluado por la veracidad de su argumentación más que por su habilidad retórica
Ánito, Meleto y Licón son los acusadores de Sócrates en su juicio
Meleto acusa a Sócrates de impiedad
Meleto imputa a Sócrates de no creer en los dioses
Meleto acusa a Sócrates de corromper a la juventud
Meleto acusa a Sócrates de influir negativamente en la juventud ateniense
Licón representa a los retóricos en el juicio de Sócrates
Sócrates niega las acusaciones de difamación y caricaturización en la obra "Las Nubes" de Aristófanes
Sócrates defiende su carácter y su inquisición filosófica como un mandato divino
Sócrates sostiene que su verdadera sabiduría reside en reconocer su ignorancia
Sócrates cuestiona la contradicción en los argumentos de Meleto, quien lo acusa de no creer en los dioses y de corromper a la juventud con nuevas divinidades
Sócrates menciona su conexión con un daimon y cuestiona la falta de testimonios de jóvenes corrompidos por él
Sócrates se distingue de los sofistas aludiendo a su propia indigencia y rechazando la pretensión de poseer conocimiento absoluto
Sócrates sugiere ser premiado con manutención en el Pritaneo por sus servicios a Atenas
Sócrates es condenado a muerte por el jurado
Sócrates reflexiona sobre la muerte y sugiere que podría ser una bendición disfrazada
Sócrates reafirma su dedicación a la virtud y la verdad y se dirige a sus seguidores y opositores por igual
Sócrates insta a que se guíe a sus hijos por el camino de la rectitud
Sócrates concluye con la reflexión de que solo los dioses saben quién ha tenido mejor suerte, en la vida o en la muerte